El ocio nocturno pide un protocolo contra la violencia sexual

D. ALMENDRES
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Los responsables de los establecimientos burgaleses actúan hasta el momento con «sentido común» ante estas situaciones, a la espera de seguir unas pautas oficiales en el futuro próximo

El caso protagonizado por Dani Alves ha provocado la reacción de las administraciones en todos los puntos del país. - Foto: Christian Castrillo

Los locales de ocio nocturno de Burgos piden un protocolo común sobre violencia sexual para responder con garantías ante las situaciones de emergencia que puedan ocurrir dentro de los establecimientos. No se trata de crear una falsa sensación de inseguridad, sino de contar con las herramientas necesarias para actuar con eficacia a la espera de la intervención de las autoridades competentes.

Tampoco hace falta llegar al extremo del caso de Dani Alves para responder a un problema que, por muy esporádico que sea, puede afectar a cualquier persona en cualquier escenario. Por el momento, los locales de Burgos intervienen de forma independiente según su criterio y capacidad con el deseo de que la administración, ya sea local, regional o nacional, defina un marco de actuación sólido y común.

Incluso, el portavoz de los locales de ocio nocturno lamenta que haya tenido que producirse un caso muy grave protagonizado por una persona famosa para que las ciudades y comunidades autónomas muevan ficha. «No es un tema nuevo porque siempre hay gente que no sabe estar en su sitio», recuerda Juan Antonio Llorente, quien amplía el foco de una cuestión «que no solo afecta a los clientes». «También el personal, sobre todo el femenino, está expuesto al público y, con ello, a los riesgos que eso puede suponer», explica.

Los establecimientos «siempre han estado vigilantes» ante cualquier conducta negativa o alteración del orden que pueda ocurrir. Sin embargo, su capacidad de respuesta es muy limitada y solo cabe aplicar «el sentido común». Así lo resume Fernando de laVarga, vicepresidente de laFederación de Hostelería y empresario de ocio nocturno. «Nunca ha habido un protocolo como tal, solo la coherencia de los negocios para, cuando se nos alerta, proteger a la persona afectada y llamar a la Policía», comenta.

Los locales se adaptan a las circunstancias y en su mayoría cuentan con personal de seguridad y se ayudan de otros elementos como las cámaras.Toda medida preventiva ayuda en escenarios «difíciles de gestionar». «Lo solucionamos como podemos y lo hacemos a nuestra manera», asume resignada la empresaria Marifé Conde, quien destaca los problemas añadidos que se pueden generar al actuar. «Puede que el agresor llame a la Policía para dar la vuelta a la situación», comenta.

En el caso su local ubicado en el centro histórico, las medidas internas contemplan la protección de los porteros a la víctima y la expulsión del presunto agresor. «Luego ya depende la chica, o el chico, denunciar lo ocurrido y seguir con ese proceso», matiza, aunque no siempre es sencillo de demostrar. 

«La otra persona puede negar lo ocurrido y en las cámaras no se perciben algunas de esas situaciones. Estamos hablamos de tocamientos no consentidos y de agresiones verbales, no de extremos como una posible violación», aclara, para ir más allá en su reflexión. «También hemos visto agresiones de este tipo por parte de mujeres, las cuales ocurren más de lo que se pueda pensar, y suponeun problema mayor porque a ver cómo actúan los porteros con ellas», plantea.

Por todo ello, la creación de un protocolo formal permitiría a los negocios «actuar de la misma manera». «Además, tendría un sentido preventivo porque las personas asumirían que estarían sujetas a un control concreto», analiza Conde.

La clave de este asunto, tal y como destaca Juan Antonio Llorente, es aplicar medidas «eficaces» y no dejarse llevar por el revuelo del momento mediático. «Desgraciadamente, estas cosas van a golpe de titular y hasta ahora no ha habido una acción general para diseñar unas pautas comunes». «Es extraño que no se haya hecho ya, tanto a nivel nacional como en Castilla y León, que es lo suyo», añade.
Mientras tanto el sector toma distancia del ruido externo y se centra en ofrecer el mejor servicio a los clientes en todos los aspectos. «La sensibilidad en cualquier negocio de hostelería, no solo en el ocio nocturno, es clara mucho antes de estas polémicas porque estas situaciones pueden darse en cualquier hora del día y en cualquier lugar», aclara Llorente.

Los empresarios aseguran que algunas iniciativas impulsadas en los últimos tiempos no tienen el efecto necesario para responder ante estas circunstancias. «Son puramente estéticas porque tienen una buena intención, pero poco recorrido», lamenta, para reclamar medidas que reflejen con claridad «qué hacer». «Nadie del ocio nocturno ha recibido formación y no hablamos de hacer un curso que requiera mucho tiempo o un alto coste. Queremos algo que esté plasmado en un papel», insiste.

Y es que los negocios manejan como pueden «un tema complejo» en el que no disponen de más capacidad que «proteger a la persona afectada y acudir a la autoridad.Es la única solución», asume por su parte Fernando de la Varga. «No tenemos la facultad para actuar de otra manera. ¿Quién soy yo para aplicar algo que no existe? Todos tenemos clara cuál es, en este momento, la manera más rápida posible para contestar ante esas situaciones», resume.