La detección precoz también salva al campo

P. Velasco
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Adelantarse a las enfermedades y plagas de los cultivos es el principal objetivo del observatorio del Itacyl que cuenta con miles de seguidores en la Comunidad

Un viticultor realiza labores de prevención de plagas en una explotación de la provincia de Burgos.

La detección temprana de enfermedades también es fundamental para el campo, que cuenta con esta herramienta para adelantarse a las plagas que podrían acabar con toda su cosecha y, por tanto, el trabajo de todo un año. Desde 2019, el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), dependiente de la Junta, ha generalizado el sistema de seguimiento de las enfermedades y plagas que pueden afectar a los cultivos de la Comunidad, principalmente cereales de invierno o viñedo. Un observatorio con miles de seguidores y que va más allá de aportar toda la información posible que ayude a los agricultores a las tomas de decisiones en relación con las condiciones fitosanitarias.

Al seguimiento de la evolución de los distintos cultivos se suma los modelos predictivos que está desarrollando el Itacyl, basados en condicionantes ambientales, «es decir se trabaja una serie de cuestiones con el fin de poder obtener cuanto antes de una forma precoz la posible incidencia de problemas que permita a los agricultores reaccionar», señala Constantino Caminero, jefe del Área de Plagas del Itacyl.

Caminero incide en que una vez que se han detectado los problemas se emiten los avisos a los agricultores y, a la vez, se les ilustra sobre cómo distinguirlos, cuáles son los síntomas, los niveles a partir de los que se debe preocupar, los tratamientos y qué cosas puede hacer, tanto para prevenirlo en el futuro y luchar contra ello si ya lo tienen.
Este plan director, que se aprobó en el año 2009 aunque realmente no se empezó con las primeras experiencias piloto hasta 2015, a excepción del topillo campesino. El programa más amplio es el de los cereales de invierno, porque es el tipo de cultivo que más se siembra en la Comunidad. En este caso, como detalla Caminero, hay establecidas unas 500 parcelas como puntos de vigilancia en todo el territorio donde se hace un seguimiento continuo a partir de los momentos en los que empieza a detectar un problema «como puede ser a finales de invierno para enfermedades específicas». A estas parcelas, los técnicos acuden cada dos semanas «como mucho», y en ellas se ha establecido una sistemática de monitorización de todas las enfermedades que se evalúan, que son unas quince.

«Es una información a tiempo real y en función de los datos se toman decisiones como designar plaga o no una enfermedad, o ha aparecido en unos niveles bajos, o aproximándonos a momentos que hay que hacer algo», añade el jefe del Área de Plagas.

Red de colaboradores.

El buen funcionamiento de este programa también se debe a la interacción con los compañeros de los servicios territoriales de la Junta, como asegura Caminero, pero también en buena parte a la red de agricultores colaboradores con la que cuentan, muchos técnicos de cooperativas, con cerca de 250 y que son desde los primeros que transmiten nuestra información, así como los que comparten también los problemas, con lo cual ofrecen bastantes garantías a la hora de detectar un problema. Todo esto facilita en gran medida que la información fluya con enorme rapidez, ya que se coloca « de la forma más espartana» en los tablones de anuncios a los medios más modernos como wasap o correos electrónicos.