Editorial

La entusiasta acogida a Sumar delata la extrema necesidad del PSOE

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La presentación de la plataforma Sumar el domingo en Madrid, con la vicepresidenta del Gobierno Yolanda Díaz al frente, se ha convertido en el detonante de una batalla por el poder en el espectro político más a la izquierda del PSOE de consecuencias todavía difíciles de calibrar. Se daba por hecho que la iniciativa de la titular de Trabajo y Economía Social generaría tensiones con Podemos y los hechos lo han confirmado, no solo por su ausencia en el acto de puesta de largo junto a más de una docena de organizaciones de izquierdas, sino también por cómo han reaccionado algunos de sus principales dirigentes, desde los portavoces oficiales actuales Pablo Fernández y Lilith Verstrynge a los exdirigentes morados como Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero. 

Se tenía ya asumido en Podemos que el paso adelante de Díaz era un objetivo imposible de evitar, pero ha sorprendido el tono con el que la vicepresidenta se ha referido, tanto el domingo como el lunes, a la formación aglutinadora del descontento social del 15-M en 2011: desde poner en duda si realmente una candidatura sin Podemos perjudicaría las opciones electorales de la izquierda en las generales de fin de año hasta cuestionar el argumento de los morados de que la razón para que no haya existido acuerdo hasta ahora radica en la celebración de unas elecciones primarias abiertas.

La declaración más sorprendente del día después del nacimiento de Sumar, no obstante, no surgió en el seno de la nueva plataforma ni del de Podemos, sino desde el propio Gobierno: el tono especialmente efusivo del ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, afirmando que el lanzamiento de Sumar es una muy buena noticia para España. Esta contundencia no es sino la confesión de un secreto a voces: que la única opción de que Pedro Sánchez pueda ser investido de nuevo presidente pasa por que a la izquierda del PSOE exista un bloque capaz de conservar, al menos, lo que Unidas Podemos consiguió en las elecciones de 2019. 

Por contraste, e incluso por lógica ante una contienda en las urnas, resulta inimaginable tal efusividad y alegría en el candidato del PP, Alberto Núñez Feijóo, ante la fortaleza de sus rivales por la derecha, aunque también les pueda necesitar. Más allá de que no se le puede reprochar su honestidad, lo que hizo ayer Bolaños fue reconocer que el PSOE se la juega a una carta y que esa carta no es, precisamente.  Y aunque la estrategia consista en alentar la unión entre Sumar y Podemos, el PSOE y el Gobierno mostró ayer una imagen de debilidad y dependencia con la que el Partido Popular y su presidente sabrán jugar sus cartas.