Un atardecer en la calle La Puebla, un banco de niebla en el Valle de Manzanedo, la soledad del eremitorio de San Pedro de Argés o un beso para la historia ante la Catedral después de que la borrasca Filomena cubriera con un manto blanco de nieve toda la ciudad. Esas son solo algunas de las 63 imágenes de la provincia que Juan José Asensio ha seleccionado para la muestra Burgos en mi mirada y que se expone en la sala de exposiciones de la Fundación Círculo (plaza España, 3) hasta el próximo 15 de septiembre, después de pasar, con una gran acogida, por la Casa del Parque de Montes Obarenes de Oña y la Casa del Parque de Ojo Guareña en Quintanilla del Rebollar.

Un proyecto que nació hace tres años y medio, de una forma totalmente desinteresada, durante la pandemia y que permitió a través de redes sociales «viajar» por diferentes lugares de la provincia cuando no se podía físicamente por el confinamiento. La publicación de una foto diaria permitió -y sigue permitiendo- redescubrir lugares que para muchos aún son desconocidos. «El objetivo siempre es mostrar el territorio realmente espectacular que tenemos y creo que es importante que llegue a todos los rincones», explica Asensio de sus imágenes, las cuales están tomadas en formato vertical y se han convertido ya en una marca personal que lo distingue de los demás. 

Dicho y hecho. Conocedor en primera persona de que las redes sociales son un escaparate extraordinario para poder llevar a cabo ese propósito -en los últimos meses atesora un impacto de más de 4 millones y unas 7.500 visitas en su página web- tiene seguidores de todos los puntos de la geografía. «De hecho, una chica procedente de Estados Unidos se vino a ver la exposición de Oña, aprovechando una visita que tenía programada en España», presume.

Un salto de redes a lo presencial, pasando previamente por burgosenmimirada.com, donde recoge todas y cada una de esas fotografías que ha ido publicando durante todo este tiempo y que le ha brindado la posibilidad incluso de realizar calendarios, muchos de ellos solicitados por burgaleses que viven fuera, al mismo tiempo que conseguía el dinero suficiente para financiar esta muestra.

La perspectiva y el ojo artístico de Asensio, sumado al encuadre, un detalle o la belleza de un paisaje convierte en admirable la cotidianidad de una entrada a una huerta, un jardín o los siempre recurrentes reflejos del agua. Aquí, el espectador va a encontrar fotos para todos los gustos y colores plasmado de norte a sur la provincia y a lo largo de todas las estaciones, donde admite que la época más fotogénica es el otoño, «si luego ya nieva en Burgos, hay que aprovechar», afirma tras recordar que la imagen de 'El beso', frente a una Seo blanca, es una de las fotos que más le gustan por lo especial y recordada que es, hasta el punto de volverse viral.

La ciudad siempre es muy recurrida, más allá de la Catedral, donde otros sitios y rincones esperan a ser descubiertos si se hace con una mirada diferente, para ello es necesario observar de otra manera y ver con otros ojos. Algo que extrapola también a los pueblos de Burgos donde para él, el municipio de Crespos es la joya escondida de la provincia.