Blindan Miranda para evitar una guerra de clanes

Ó.C. / Miranda
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En la noche del martes estalló un conflicto entre familias gitanas en el Casco Viejo que conllevó el destierro de una, así como un gran despliegue policial, tanto en esa parte de la ciudad como en los accesos ayer. El objetivo, imponer la calma

La Policía Nacional vigiló ayer los accesos a Miranda para evitar la entrada de la familia segoviana.

Los ciudadanos que entraron o salieron ayer de Miranda se sorprendieron al contemplar un gran despliegue policial en los accesos, con armas largas incluidas. Como primer objetivo, que los desterrados de la comunidad gitana no volvieran con ánimo de venganza y de violencia.

El Casco Viejo contiene la respiración. El choque entre familias gitanas derivó en el destierro de una de ellas ayer de madrugada, en una comitiva con presencia policial para evitar un linchamiento. Durante el día, el conflicto redujo revoluciones, pero el miedo a que el clan regresara mantuvo a todo el mundo en alerta.

Los vecinos admitían los problemas de convivencia con un grupo que llegó hace un par de años de la localidad segoviana de Cuéllar. «Se creían los reyes del mambo y que la Parte Vieja era suya», critican residentes del barrio, que asumen que «gracias a Dios que se han ido». Aún así, esta zona de la ciudad no vivió un miércoles habitual. Se veía en la destacada presencia de la Policía Nacional y también en la vigilancia que ejercían los integrantes de las familias vencedoras, que anunciaban que también responderían si los otros volvían a poner un pie en la ciudad.

La chispa para entender la revuelta surgió el martes. Dentro del barrio chismorrean sobre un robo,  un piso okupado y también de un tema de drogas. En cualquier caso, por la tarde una de las familias se atrincheró en un piso de la calle Real Aquende 77. En sus puertas comenzó a concentrarse una muchedumbre «y se empezó a liar todo», afirman testigos, que admiten «momentos de miedo». Incluso hay algunos que hablan «de varios tiros al aire», aunque la Policía Nacional descarta esta situación, pese a que sí que mencionan la exhibición de un arma, «que no se ha encontrado pese a que hubo un registro y que tampoco sabemos si era de verdad o de fogueo», matizan.

(Más información, en la edición impresa de este jueves de Diario de Burgos)