Obligados a reinventarse (de nuevo)

DIEGO ALMENDRES
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Con la política de bloques tensionada, el batacazo de Podemos el 28-M deja al espacio a la izquierda delPSOE sin representación en el Ayuntamiento por cuarta vez en la democracia moderna

De izquierda a derecha y de arriba a abajo Lourdes Martín, Luis Castro, Raúl Salinero y Marga Arroyo - Foto: A. Rodrigo, J.J. Matías, L.L Araico y Valdivielso

Fue un descalabro que nadie esperaba, pero lo cierto es que ocurrió y así se traducirá mañana -sábado para el lector- en la formación de la nueva Corporación municipal. No solo Ciudadanos saldrá de escena en el próximo ciclo. La política local inicia una nueva etapa en la que las formaciones de izquierda han perdido su lugar en el Ayuntamiento por cuarta vez en la historia democrática moderna.

Los sondeos previos al 28-M insuflaron optimismo al PSOEen su intento por renovar el mandato de Daniel de la Rosa, siempre con el apoyo (o, al menos, la colaboración necesaria) de Podemos.Las cuentas sobre el papel salían y nada de lo ocurrido durante la campaña  hizo pensar en que el proyecto liderado porMargaArroyo se fuera a quedar sin representación por menos de 40 votos.Sin embargo, la realidad dibuja un panorama muy diferente y la coalición de PP y Vox aprovechará este vacío para superar la barrera de los 14 concejales.

El espacio a la izquierda de los socialistas se queda sin voz en el Ayuntamiento de la capital, algo que no ocurría desde las elecciones municipales de 2007.Con Jesús Ojeda como cabeza de lista, en aquella ocasión fueron 328 los votos que separaron a IU de sumar un concejal que acabó a manos del Partido Popular como consecuencia de la Ley D'Hont.

Lo cierto es que en Burgos caló la idea de que la izquierda apenas tiene margen de maniobra para ser protagonista y desarrollar sus políticas, pero ello esconde sus matices. Por ejemplo, IU formó parte del equipo de Gobierno de Ángel Olivares entre 1999 y 2003. Además, en la convocatoria de 1995 el partido sumó los mismos concejales que los socialistas, cinco, y en 2015 Imagina Burgos alcanzó los seis representantes.

Y es que son muchos los proyectos que buscaron un papel relevante en el día a día de la política local. Los comunistas delPCE llevaron el estandarte de este espacio en las primeras elecciones democráticas, allá en 1979, con la presencia de Fernando García y LeandroAlzaga. Fue un mandato marcado por el consenso entre los 27 ediles, quienes pactaron todos los asuntos vitales entonces para el desarrollo de la ciudad.

Después llegaron momentos complicados para el bloque situado a la izquierda delPSOE.ElPCE, tercera fuerza más votada en 1983, apenas alcanzó los 2.200 votos y quedaron fuera de la primera línea en unos años marcados por la fuerza del bloque conservador.

Hubo que esperar hasta 1991 para que Izquierda Unida irrumpiera en la Corporación municipal con José Moral y Luis Castro como concejales electos, aunque José María Peña mantuvo la mayoría por un margen ajustado antes de que en 1995 se viviera el mencionado repunte aprovechando la pérdida de 10.000 votos de los socialistas.

Fue en 1999, con Lourdes Martín y Manuel Ortega, cuando IU alcanzó el gobierno de la ciudad en una experiencia agridulce después del bloqueo surgido con el descuelgue de TierraComunera del tripartito formado. Martín repitió como única representante en 2003 y no fue hasta 2011 cuandoRaúlSalinero encendió de nuevo la llama a pesar del dominio del Partido Popular.

El joven edil fue el encargado de liderar la transición del proyecto a Imagina, la candidatura popular que se presentó con éxito en 2015 para sumar la hasta entonces impensable cifra de seis concejales en elAyuntamiento de Burgos.

2019. Aquella iniciativa fue capaz de sumar a Podemos y a otros movimientos sociales. Era el germen de una unión que pretendía ser muy sólida, pero el proyecto acabó dividido en tres alternativas para los comicios de 2019 y eso supuso el fin de la formación.

Por separado, Podemos e Imagina sumaron 10.300 votos. Sin embargo, solo los morados consiguieron dos ediles mientras la candidatura local se quedó a 295 votos de tener representación. 4.275 sufragios acabaron en el limbo y cuatro años más tarde son los morados quienes quedan fuera de juego por un puñado de apoyos, aunque suman menos votos que Imagina hace cuatro años (4.195) en una convocatoria con menor participación en las urnas.

Ahora llega una fase para la reflexión en este espacio político, con muchas preguntas por resolver a lo largo de los próximos cuatro años. Los comicios del 28-M, asumidos por la derecha y parte del electorado como una especie de primera vuelta de las generales del 23 de julio, tendrán unas consecuencias cuyo alcance solo se conocerán a partir de esa fecha.

¿Seguirá Podemos con su marca en Burgos? ¿Será Marga Arroyo su líder del futuro? ¿Cogerá Sumar el testigo? ¿Quizá surja un nuevo movimiento social en clave local? Pase lo que pase ocurrirá fuera de los focos y con tiempo para definir los pasos a seguir en el intento por recuperar el terreno perdido.