Segundo muerto en un tiroteo en Burgos en menos de tres meses

I.E. / Burgos
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Al atracador abatido el jueves se une el policía nacional gallego que murió por los disparos de la Guardia Civil en Villagonzalo tras dispararles en un control

Un agente de la Guardia Civil recoge casquillos en la gasolinera de Villagonzalo. - Foto: Alberto Rodrigo

No es el primer tiroteo que se produce este año en Burgos ni es el primero que termina con un fallecido. Si el jueves moría el atracador de la sucursal del Santander del G-3, un vecino del propio barrio, hace menos de tres meses perdía la vida en la gasolinera de Villagonzalo Pedernales un policía nacional gallego al que dio el alto la Guardia Civil en la A-231 y respondió disparando a los agentes.

Aquel suceso se produjo el pasado 19 de abril. Óscar Piñón Casal, un agente investigado por asuntos internos por una causa de drogas que en ese momento se encontraba de baja, había robado un arma de una taquilla de un compañero en La Coruña y se había dado a la fuga en coche. Se tenía la sospecha de que podía pasar en algún momento por la provincia. Y así fue. En torno a las 3 de la mañana, una patrulla de Tráfico le localizó en la A-231, a la altura de Las Quintanillas. Lejos de detenerse, siguió su huida hasta atrincherarse en la gasolinera de Villagonzalo Pedernales, donde se produjo un tiroteo en el que acabó siendo abatido. 

Este policía nacional gallego de 46 años y natural de El Ferrol, que formaba parte de la Comisaría Sur de La Coruña, llevaba un tiempo investigado por los asuntos internos del cuerpo al verse envuelto en una redada antidroga. Estaba, además, de baja psicológica y se le había retirado el arma por «insuficiencia en las aptitudes psicofísicas». De hecho, había pasado a segunda actividad por este motivo.

En plena madrugada, cuando estaba a punto de llegar a la capital por la A-231, su escapada llegó a su fin de la manera más trágica. 

Una patrulla de la Agrupación de Tráfico del Instituto Armado localizó su vehículo a la altura de Las Quintanillas, donde procedieron a darle alto. Sin embargo, el policía nacional perseguido mantuvo su huida. De hecho, empuñó la pistola, la sacó por la ventanilla y comenzó a disparar el vehículo que le seguía. Tras entrar en la gasolinera de Villagonzalo Pedernales ubicada en la BU-30, junto al hotel Rey Arturo, bajó y se produjo un tiroteo en el que fue abatido. La Guardia Civil recogió más de cincuenta casquillos de bala.