Tiempos de reflexión

J.M. / Burgos
-

Históricos dirigentes del PSOE piden a su partido que se acerque al PP para los grandes asuntos de Estado y no ocultan su decepción con Podemos como socio en el Gobierno. Pedro Sánchez genera simpatías y fobias entre los barones

Octavio Granado, Ángel Olivares, José María Jiménez y Juan José Laborda. - Foto: Luis López Araico y Alberto Rodrigo

Los comicios municipales del pasado 28 de mayo no fueron precisamente un camino de rosas para el PSOE. Los socialistas perdían un gran número de ayuntamientos, el poder en importantes comunidades autónomas y casi sin tiempo para la reflexión y la autocrítica, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciaba un día después, para sorpresa de todos salvo de su círculo más íntimo, la convocatoria de elecciones generales. Históricos líderes del socialismo burgalés como el expresidente del Senado, Juan José Laborda, el exsecretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, el exsecretario de Estado de Defensa y exalcalde, Ángel Olivares, o el que fuera durante doce años secretario general del PSOE de Burgos, José María Jiménez, analizan lo ocurrido el 28-M y las elecciones, en forma de plebiscito para Sánchez, del próximo 27 de julio. El denominador común de su análisis pasa por la coincidencia en que se alcancen grandes acuerdos con el PP. Cuando toca hablar del secretario general afloran las distintas sensibilidades.

¿Qué pasó el 28-M?
El expresidente del Senado, Juan José Laborda, interpreta la derrota electoral de los socialistas como consecuencia de que «las alianzas con los partidos antisistema, que tienen un alma revolucionaria, han sido desastrosas. Y como ha dicho mucha gente, evidentemente, el partido tiene mucha más capacidad de lo que tiene en este momento su líder», Pedro Sánchez.

Para Laborda el gran error ha sido «formar Gobierno con Podemos y contar con los apoyos de Bildu o ERC, que son partidos que no están con la Constitución». Y recuerda que precisamente la «característica clásica y fundamental que asumió el PSOE en 1977» de estar con la Carta Magna y con la Monarquía. «No es un partido socialista mediterráneo como el francés, el italiano o el griego sino forjado en la misma época que el portugués». Es decir, con alma socialdemócrata pero no revolucionaria. 

Granado señala que los resultados de las elecciones municipales «solo se pueden leer en clave nacional» y se explican en que «la derecha ha estado muy movilizada» mientras buena parte de la izquierda ha decidido quedarse en casa. Un castigo que ha sido especialmente severo con Unidas Podemos, a quien no se ha perdonado errores como el de la aprobación de la famosa ley del 'Sí es Sí'.
Olivares llama la atención sobre el hecho de que para el PSOE ha sido mucho mayor «la pérdida de poder institucional que de votos». Y lo que ha desnivelado la balanza ha sido el «surgir de Vox y la caída de Podemos».

Como Granado, coincide en el análisis de que la derecha se ha movilizado y una parte de la izquierda no ha ido a votar, pero pronostica que esta situación cambiará el 23 de julio. Recuerda que no sería la primera vez que unas elecciones municipales y unas generales arrojan resultados muy distintos.

Jiménez es, junto a Laborda, el más crítico con el presidente del Gobierno. Para empezar, asegura que el partido «se equivocó haciendo que Sánchez fuera el protagonista de la campaña». Lamenta que «los pactos han sido un desastre. Llevo ocho años diciendo que pactar con Podemos era una locura. Sorprende que nos demos cuenta ahora».

Acuerdos con el PP
Los cuatro barones socialistas coinciden en la necesidad de que el PSOE y el PP olviden aquel eslogan del No es No de Pedro Sánchez o el más reciente bloqueo del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por parte del PP. El más contundente es José María Jiménez, que afirma que «lo que espero es un Gobierno del PSOE o del PP en solitario» y que «los grandes partidos cierren pactos».

Laborda está convencido de que, en un contexto como el actual, no se van a producir pactos entre el PSOEy el PP, pero «no voy a peder la ilusión ni mi perseverancia para lograr que más tarde o más temprano tenga que producirse».

Olivares lamenta la «polarización» en la vida política y añade que es «un drama para el país y para la ciudad» que no exista un partido, como en su día pudo serlo Cs, que pueda «tender puentes». Aboga porque los dos grandes partidos, PSOE y PP,  «alcancen grandes acuerdos». Y lo que vale para el país lo hace extensivo a Burgos ya que, según defiende, solo cuando ha habido grandes acuerdos sobre asuntos «estratégicos» ha conseguido avanzar en la ciudad.

Granado también se mueve en la línea de los acuerdos de los grandes partidos pero introduce el matiz de que esos pactos «parece que solo se producen cuando es el PSOE el que está en la oposición». Algo, añade, que irrita y enfada a la militancia socialista. 

A la izquierda del PSOE
La desilusión con Unidas Podemos, el socio en el Gobierno de Pedro Sánchez, es también común entre los históricos socialistas burgaleses. Pero si bien Jiménez y Laborda no quieren ver ni en pintura en un potencial Ejecutivo a la formación morada, Olivares cree que a la izquierda del PSOE deberían haber entendido que no han enfocado bien su papel estos años y cree que, necesariamente, podría volver a repetirse esa coalición. Granado, por su parte, marca diferencias entre Podemos y Sumar. Así, mientras que defiende la «espléndida gestión» de Yolanda Díaz, asegura que no puede decir lo mismo de Irene Montero. Es decir, parece fiarse más de unos que de otros.

Respecto a toda la polémica que ha rodeado a la relación del PSOE con Bildu, Olivares habla de cierto cinismo ya que el PP, según asegura y recuerda, ha llegado a los mismos o a mayores acuerdos que los socialistas.

Granado defiende que ha llegado el momento de excluir a Bildu ya que, a su juicio, es «un disparate» que «los herederos de Batasuna, que eran el brazo político de ETA», incluyeran en sus listas en las elecciones municipales a exintegrantes o colaboradores de la banda que ni siquiera han manifestado arrepentimiento.

El resultado en Burgos
El análisis de los resultados en la capital burgalesa no ofrece ninguna duda para el exsecretario general de la Seguridad Social. Por mucho que pueda doler a los socialistas, «la única forma de un Gobierno estable es un pacto entre el PP y Vox». Poco sentido tendría que se hiciera valer aquello de que la Alcaldía quede en manos de la lista más votada ya que eso, según admite, «abocaría a Burgos a la parálisis». De poco le servirían al PSOE sus doce concejales en el Salón de Plenos frente a los quince que suma el bloque de derechas.

Defiende Granado que De la Rosa ha logrado «un buen resultado» y recuerda el caso particular de Gamonal, donde «ha barrido» al resto de formaciones políticas.

A su juicio, el problema para que no pueda gobernar la izquierda ha sido que «Podemos no ha dejado de hacer disparates». Y no se refiere solo al arrastre nacional sino al «desastre a nivel local», como demuestra que se haya «gestionado» el partido «con procedimientos autoritarios» y se haya, de alguna manera, invitado a irse, por no hablar de expulsar, a importantes activos de la formación morada en Burgos.

Olivares llama la atención también sobre los 15.000 votos que se han quedado «sin representación», con una fragmentación del voto que no ha sido positiva. Y en cualquier caso, insiste en la idea de que «Burgos no avanzará nada si no hay pactos en asuntos estratégicos entre el PP y el PSOE».

Jiménez destaca que el resultado de De la Rosa, en cuanto a número de concejales, «ha sido el mejor de la historia» e insiste en que la figura de Pedro Sánchez ha podido impedir que el PSOE retuviera la Alcaldía.

Por su parte, el expresidente del Senado, Juan José Laborda, recuerda que el PSOE fue la lista más votada y, a su juicio, «la posibilidad de un acuerdo entre el PP y el PSOE tendría todo el sentido» en la capital burgalesa.

Culpable o inocente
Tras los resultados del 28-M, el histórico dirigente del PSOE Alfonso Guerra realizó unas declaraciones, que no pasaron inadvertidas, en las que dejó caer que quizá el problema podía ser el candidato, Pedro Sánchez.

Tanto Granado como Olivares son contundentes al censurar las palabras de Guerra una vez anunciada la cita electoral de julio. Si el primero de ellos las califica de «impertinentes», el segundo las tilda de «improcedentes» y va más allá al defender que «Pedro Sánchez es el mejor candidato».

Para Laborda, Sánchez debe ser el candidato socialista, pero añade, e interprétese como se quiera, que debe serlo «porque tiene que asumir todas las consecuencias de su comportamiento».

El expresidente del Senado defiende que el partido debe «plantearse unas reformas internas que llevan veinte años sin producirse», en el sentido de que el PSOE sea un partido plural, con diversas voces y no esté únicamente en manos de quien ha salido vencedor en unas primarias.

Jiménez lamenta que desde la llegada de Sánchez «el PSOE es en algunos momentos irreconocible» y más allá de los errores del Gobierno, considera que lo que más molesta es un político «que un día dice una cosa y al mes siguiente la contraria», afirma poniendo como ejemplo los acuerdos alcanzados con Bildu.

Pronóstico para el 23-J
No se ponen muy de acuerdo los barones socialistas respecto a lo que sucederá el 23 de julio. El más optimista de todos es el exalcalde, Ángel Olivares, que se muestra convencido de que el PSOE «ganará las elecciones» y continuará gobernando el país. Está seguro de que ahora sí habrá una gran movilización de la izquierda.

No es de la misma idea el exsecretario general del PSOE de Burgos, que ve «prácticamente imposible» que los socialistas ganen las elecciones ya que cree que la izquierda va a seguir «desmovilizada» y la derecha va a acudir en masa a las urnas para expulsar a Sánchez de La Moncloa.

Para Laborda las próximas elecciones «van a suponer un triunfo de la Constitución, que no está en crisis, y un reforzamiento del bipartidismo». 

La opinión de los históricos del PSOE es solo una muestra de las diferentes sensibilidades de un partido en el que su líder se juega su futuro en apenas un mes y medio.