La carretera que cruza el Valle de los Buitres y lleva hasta el monasterio de San Pedro de Arlanza se ha convertido estos días en la ruta de los beodos, no porque haya habido un gran número de controles de alcoholemia, sino porque los conductores ven doble. Todas las señales, da igual las de adelantamiento que las de paso preferente, están por duplicado y todas aparentemente igual de nuevas.

«Es una auténtica vergüenza y un derroche innecesario», opina uno de los automovilistas que estos días ha sido testigo de la operación en la BU-905, que va de Hortigüela (N-234) a Covarrubias. Con toda probabilidad se haya podido observar en otras vías, porque no se trata de un caso único. El contrato para la colocación y reposición de señales de los años 2021 y 2022 en carreteras de titularidad autonómica en el que se encuadra esta intervención se formalizó en abril del año pasado con la empresa Asfaltos y Pavimentos por 456.913,28 euros (IVA incluido). Tras ejecutar el resto de las actuaciones, «se están realizando las propias de conservación y mantenimiento», explican desde Sección de Conservación y Explotación de Carreteras de la Delegación Territorial de Burgos.

En noviembre de 2020, la Junta de Castilla y León consideró la necesidad de reemplazar la señalización dos carreteras en la zona norte, la CL-629 y la BU-561 (de Villarcayo a Santelices), y 3 en la zona sur: la BU-905, BU-910 (de Hacinas a Caleruega) y CL-117 (de Salas de los Infantes al límite con Soria por Quintanar de la Sierra). Se supone, pues, que ya estaban en malas condiciones hace dos años pero lo cierto es que de las imágenes que acompañan a esta información no se puede sostener tal afirmación. Ni un rasguño, ni un pequeño impacto contra el poste que haga pensar la necesidad de tal sustitución. 

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