Mejores contratos, más profesionales

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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El 95% de los residentes que han terminado su formación en Medicina de Familia en el 2021 y lo que va de 2022 se han quedado a trabajar en Burgos, tanto en Urgencias del HUBU como en Primaria

La mejora de las condiciones laborales frena la fuga de profesionales sanitarios de Burgos. - Foto: Valdivielso

Aunque parece evidente que la fuga de profesionales sanitarios se reduce si las condiciones que se les ofrece 'en casa' son adecuadas y se sienten respetados, hasta hace no mucho tiempo esto no se tenía en cuenta en la provincia de Burgos. A pesar de la sangría de médicos de Familia que empezó allá por 2018 por el inicio de la jubilación de las generaciones que estrenaron la Atención Primaria, los contratos que se ofrecían a los jóvenes que terminaban la formación en esa especialidad eran tan precarios e inestables que muchos optaban por irse a otras comunidades autónomas (e incluso a otros países), un riesgo más alto en Burgos que en otras provincias de Castilla y León, dado que las vecinas Cantabria y Euskadi les proponían muchas mejores condiciones. Pero la falta cada vez más acuciante de médicos ha forzado a Sacyl a mejorar las condiciones. ¿Resultado? De los 17 residentes que han terminado en 2021 y en lo que va de 2022 se han quedado a trabajar en Burgos, 16: 8 en el Hospital Universitario de Burgos, en concreto, en el servicio de Urgencias, y otros 8 en diferentes centros de salud.

Son cifras ofrecidas por el vocal de Tutores del Colegio de Médicos de Burgos, Ángel Matía, que los ha obtenido por el básico método de ir preguntando a todos y cada uno de ellos, ya que la Administración dice no tener forma de saber cuántos residentes de los que terminan se quedan a trabajar en la provincia: «Las unidades de Formación, que son las que llevan a los MIR, no manejan ese dato», afirmó un portavoz. Imposible, pues, conocer en las especialidades hospitalarias cuantos jóvenes se han quedado en el HUBU a trabajar. Fuentes extraoficiales hablan del escaso número de una decena al año.

«El hecho de que los residentes que acaban se queden a trabajar aquí es muy reciente, tiene que ver, además, con algún aspecto coyuntural como que la mayoría son de Castilla y León y que los contratos les han resultado más atractivos en este momento: ahora los que les ofrecen son más largos que hace unos años. La mejora de las condiciones, evidentemente, fideliza a los profesionales», indica Matía.

Otras razones de este cambio de tendencia tienen que ver, a su juicio, con el hecho de que las oposiciones y los concursos de traslados han comenzado a ser anuales, «lo que hace que la gente se consolide en sus plazas, se trata de una dinámica que ha cambiado en los últimos años y que favorece que los médicos no se marchen». Esta situación es buena no solo para los profesionales sino también para los pacientes ya que según explica Matía hay muchos estudios que ratifican que las personas que son vistas siempre por el mismo médico de Familia tienen una menor hospitalización y mortalidad. 

Estas mejores condiciones son un contrato estable hasta por tres años «aunque no pueda ser todo el tiempo en la misma plaza porque las oposiciones y los traslados hacen que el personal que las tiene en propiedad las vaya ocupando, que es lo lógico». Pero el hecho diferencial es que en los últimos años se ha ofrecido trabajo en centros de salud urbanos y no rurales: «Los médicos de Familia que van saliendo prefieren las plazas urbanas y por eso tenemos el problema que tenemos en las áreas rurales, donde los médicos son taxistas, que van de pueblo en pueblo poniendo su coche, algo que no pasa en ninguna empresa».

En cualquier caso, sigue sin haber el número de plazas suficientes para formarse en Medicina de Familia a pesar de que en los últimos años se ha incrementado algo: «El Ministerio de Sanidad saca más o menos el mismo porcentaje ahora que hace 20 años. Hay especialidades que tendrían que tener menos plazas porque se sabe que no son necesarias y otras, como la de Familia o Pediatría, en la que se deberían aumentar significativamente». 

Las más deficitarias en Castilla y León son, además de Familia y Pediatría, Anatomía Patológica, Alergología, Medicina Preventiva, Psiquiatría, Otorrinolaringología, o Reumatología, entre otras, mientras que Medicina Interna, Neurología o Hematología no lo son, «al menos a fecha de hoy o, previsiblemente, con un horizonte de cinco años, que es cuando se va a producir el grueso de las jubilaciones; a partir de entonces habrá muy pocas y puede que hasta empiece haber superávit de médicos en muchas especialidades como ya ocurrió en los años 80», concluye Matía.