Los órganos de 27 fallecidos salvan la vida a 100 pacientes

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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El HUBU fue el hospital con más donantes de toda Castilla y León en 2023 y está entre los diez de todo el país que, sin tener programa de trasplantes, realiza una mayor actividad. Burgos ha superado, una vez más, la tasa nacional por más de 20 puntos

Eugenia Perea y María Amor Hernández, responsables de la coordinación de transplantes en el HUBU. - Foto: Luis López Araico

Los datos son espectaculares y dicen mucho de la generosidad de la ciudadanía. El año 2023 se cerró en el Hospital Universitario de Burgos (HUBU) con 27 donantes, 5 más que el anterior, una cifra que es la mayor conseguida en su historia y que pone al centro sanitario a la cabeza de todos los de la comunidad autónoma (le siguen el Complejo Asistencial de Salamanca con 22 y el Hospital Río Hortega de Valladolid, con 21). Este gesto de compromiso humanitario en el final de la vida por parte de las familias de esos fallecidos ha hecho que más de un centenar de personas que estaban pendientes de un trasplante salven su vida o la mejoren gracias a los 84 órganos que se pusieron a disposición de quien los necesitaba. Así, después de la respuesta afirmativa de todos los allegados se procedió a las intervenciones  quirúrgicas para obtener 42 riñones (el único órgano que se extrae en el hospital burgalés, labor que realiza el servicio de Urología), 20 hígados, 18 pulmones, tres páncreas, un corazón,  37 córneas, 6 segmentos vasculares y 30 fragmentos óseos. En el caso de los riñones, más de la mitad se implantaron en pacientes de Castilla yLeón.

La provincia de Burgos -en la que se han producido ya en lo que va del mes de enero cuatro donaciones- tiene una tasa de 75 donantes por millón de población, que es como lo mide la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), un número que supera con mucho la media nacional, que está en 48,9, y la autonómica, que se cifra en 45,8. El principal hospital, además, se encuentra entre los diez primeros que tienen más actividad de donación de órganos de personas fallecidas de España dentro del ranking de los que no tienen un programa específico de trasplantes, como es el caso del HUBU, que ocupa el sexto lugar en esa lista.

De los 27 donantes, 19 lo fueron en muerte encefálica y 8 en asistolia controlada. En el primer caso, el fallecimiento se produce por el cese completo de la actividad cerebral. La donación en asistolia es cuando la persona muere por una parada cardiorrespiratoria irreversible. «En este segundo caso se trata de pacientes con muy mal pronóstico, a los que se les retiran las medidas terapéuticas porque ya no hay más que hacer y se prevé que van a morir en unas horas. Así se le transmite a la familia y se le explica que, a pesar de prolongar las intervenciones, no se va a conseguir una mejora. En estos casos hay menos negativas a donar que en muerte encefálica porque se trata de pacientes cuyas familias han tenido tiempo para asumir el mal pronóstico, porque es habitual que lleven tiempo en la UCI y que hayan hablado mucho con los intensivistas,  por lo que cuando ya no hay más que hacer entienden que el paciente va a fallecer y se abre la puerta de la donación», explica Eugenia Perea, coordinadora médica de trasplantes del HUBU. Son sustancialmente menos la donaciones en asistolia porque cuando se dejan de aplicar las medidas que sostienen la vida de esa persona hay menos posibilidades de que pueda donar debido a que haya sufrido infecciones o un fallo multiorgánico, como explica María Amor Hernández, coordinadora de Enfermería de trasplantes.

La parte menos buena es la de las negativas familiares, que también se produjeron. En concreto, en 2023 fueron 6, una cifra significativa que las profesionales relacionan con el hecho de que se han valorado a muchos donantes: «Es lógico que cuantas más entrevistas hacemos haya más negativas. La razón que más supone para nosotros un auténtico muro insalvable es que los allegados manifiesten que en vida la persona había dicho explícitamente que no quería donar. Frente a esto no hay argumentación posible. También cumplimos la obligación de mirar el registro de instrucciones previas porque lo que allí figure no puede ser contradicho por la familia».

(Más información en la edición en papel de hoy de Diario de Burgos)