Les duele Garoña. Les duele verla hoy en tierra de nadie. Les lacera el trance en el que se halla porque ha sido su vida, el motor que impulsó sus sueños; porque, pese a las singularidades de trabajar en una central nuclear, pese a la exposición a la crítica, pese al halo de miedo que, desde su propio entorno, recibieron en no pocas ocasiones, fueron felices: les permitió vivir más que dignamente.