Son los últimos días de agosto del año 1054 y la lucha fratricida entre Fernando I, rey de León y conde de Castilla, y su hermano García III, rey de Pamplona-Nájera, es ya una realidad que ni los abades de Santo Domingo de Silos y San Salvador de Oña pueden parar. Desde la ladera de la iglesia de San Martín, en Atapuerca, miles de espectadores contemplan atónitos la sangrienta batalla en la que se terminarían por sentar los cimientos de Castilla. Una historia de envidias, rencores y el amor de una adúltera Velasquita que acabó por condenar al monarca navarro a morir a manos del traidor Sancho Fortún.
Atapuerca se ha convertido este fin de semana en el epicentro del siglo XI, donde los reinados y ejércitos de los dos hermanos han sido los protagonistas de una representación que atrae a la pequeña localidad una gran cantidad de turismo nacional. Aunque a pesar del éxito que lleva cosechando la Batalla de Atapuerca desde hace 28 ediciones, las altísimas temperaturas provocaron ayer que el número de espectadores menguara casi a la mitad, oscilando entre las 2.000 y 3.000 personas, frente a las 5.000 que suelen acudir cada año. Y aquellos que fueron se apilaron en la pequeña franja de sombra proyectada por la iglesia de San Martín en la ladera, ubicados, en vez de frente al espectáculo, en la parte derecha, desde donde algunos comentaron que la visibilidad era «peor».
La obra cuenta con gran rigor histórico, tanto a nivel de interpretación como de vestuario y emplazamiento, logrado gracias al esfuerzo de la Asociación de Amigos de Atapuerca y el resto de grupos de recreaciones históricas que participan en ella (Guardias de Santiago, Arqueros de Teverga, Encomiento de Santiago, Nassratten, Caballeros del Duero, Amigos del Caballo de Atapuerca, Amigos del Caballo de Burgos, Equites Lacobi, Batalla de Cutanda, Caballeros Templarios de Castellón y la Asociación Vivar Cuna del Cid).
200 personas participaron en la representación de la histórica y fratricida Batalla de Atapuerca en la que Castilla venció sobre Navarra en el año 1054. - Foto: Christian Castrillo«Cada vez que venimos al campo de batalla es un milagro poder contar nuestra historia. Es mucho trabajo y los recursos son limitados, por lo que ser capaces de ponerlo en escena cada año es emocionante y un motivo para estar orgullosos», expresó la presidenta de la Asociación de Amigos de Atapuerca, Isabel Torrientes. Los diálogos de los personajes, encarnados cada año por los mismos actores, se ensayan durante varios días, y poco a poco se va incorporando nueva vestimenta, escudos y banderas, de las que la organización se documenta a lo largo del año.
Además, en el campo de Piedrahíta, entre Atapuerca, Agés y la Sierra, se encuentra el menhir 'Fin de rey', del que se dice fue el lugar al que llegó malherido y falleció García III el 1 de septiembre de 1054, y señala el hecho histórico por el que el público, deseoso de revivir una vez más la batalla, celebra con satisfacción la victoria de Castilla. La Batalla puede visitarse durante todo el año en el Centro Turístico Cultural de Atapuerca.