Los universitarios con alguna discapacidad se cuadruplican

C.M. / Burgos
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En la actualidad están matriculados 172 frente a los 39 que había el curso 2002-2003. Han aumentado los alumnos que necesitan apoyo educativo por dislexia, autismo o hiperactividad

Isabella Ferre -con TDH- y Nevenka García -con baja visión-, en la Facultad de Derecho. - Foto: Patricia

Estudiar un grado o un máster en la Universidad de Burgos no tiene barreras. La institución académica ofrece apoyo a los alumnos que tienen alguna discapacidad para favorecer su integración en la vida académica. En la actualidad hay matriculados 172, lo que supone cuatro veces más que hace dos décadas, que fue cuando se creó la Unidad de Apoyo a la Discapacidad (ahora de Atención a la Diversidad) en virtud de un convenio de colaboración con la Gerencia de Servicios Sociales. De ellos, 83 son mujeres y 89 hombres. 

Las cifras ponen de manifiesto el crecimiento que se ha producido en el acceso a estudios universitarios que hace unos años era residual. Por ejemplo, en el curso 2002-2003 eran 39, lo que da una idea de como poco a poco se han ido integrando en las aulas. La matrícula para todos ellos es gratuita, previa declaración de la discapacidad (grado igual o superior al 33%). 

También hay factores que han favorecido esa incorporación, como la creación de títulos online, dado que un tercio de los estudiantes con discapacidad se encuentra matriculado en uno de los grados no presenciales que ofrece la UBU, los apoyos en etapas educativas anteriores a la universidad o la posibilidad de continuar los estudios de máster e incluso de doctorado. 

Mientras que en los comienzos las discapacidades motóricas y visuales eran las más comunes, en la actualidad son las psíquicas con un total de 74 alumnos. Le siguen las físicas con 15, las auditivas con 7 y las visuales con 3. Desde la Unidad de Atención a la Diversidad de la UBU ponen de manifiesto que hay abanico de estudiantes que necesitan apoyos, no solo los jóvenes con discapacidad sino otros que tienen dislexia, trastorno por déficit de atención o hiperactividad o problemas de salud mental. 

En este sentido, el porcentaje en la atención a estos estudiantes es superior a los que tiene alguna discapacidad teniendo en cuenta que dentro de la diversidad psíquica se engloban los trastornos de neurodesarrollo (trastorno del espectro autista, trastorno de déficit de atención o hiperactividad, enfermedades mentales o trastornos del sueño). Por ello, es el que mayor demanda de apoyos y atención solicita. De este modo, indican desde la institución académica, se va «normalizando» la diversidad en las aulas y la atención que se presta a ella. 

El profesorado. Los docentes universitarios también se ha tenido que adaptar a las necesidades de estos estudiantes mediante ajustes en los temarios o en las evaluaciones. En este sentido, se apuesta por una mayor formación del profesorado y también por trabajar de cara a eliminar las barreras en las actitudes tanto de los docentes como de los compañeros. 

Daniel Carlos Narváez, profesor de Comunicación Audiovisual, asegura que se ha tenido que adaptar a esta situación, en unos casos alertado por la Unidad de Atención a la Diversidad y en otros ha sido él mismo quien lo ha detectado en el aula. En su caso ha tenido casos de dislexia y de autismo a los que se ha tenido que adaptar. «Ha sido una gran experiencia tener alumnos con autismo, son muy inteligentes, pero el reto está a la hora de hacer trabajos con sus compañeros, dado que hay conflictos». 

Isabella Ferre | 2º curso del doble grado de Derechos y Ciencias Políticas

«Me hacen los exámenes orales y me dejan más tiempo»

Isabella Ferre es mexicana. Llegó a España en 2020 a un pueblo de Alicante con su familia. Le tocó estudiar Bachillerato en valenciano, lo que complicó su aprendizaje y también sus notas que hasta ese momento eran muy buenas. Finalmente, logró titular. En un principio tenía en mente estudiar Medicina, pero finalmente no consiguió entrar y se matriculó en el doble grado de Derecho y Ciencias Políticas en la UBU. «Fue un cambio total llegar a esta Universidad», reconoce.

En un principio, no sabía qué le pasaba. Sentía que podía mejorar las notas y que podía dar más. La visita a un psiquiatra fue determinante al concluir que tenía TDH. Alguien le habló de la Unidad de Atención a la Diversidad y su vida cambió. «En los exámenes escritos no sabía por dónde empezar o me quedaba corta en las respuestas o contestaba de más y me los adaptan a orales y me dan más tiempo». 

Ahora en segundo curso poco a poco está haciendo los exámenes escritos para irse adaptando. «Los profesores están muy abiertos a adaptar su materia, aunque en algunos casos es difícil. Además, siempre resuelven mis dudas».

Agradece el apoyo que está recibiendo en la UBU. «Es necesaria la igualdad de oportunidades, que haciendo lo mismo que tus compañeros puedas llegar al mismo lugar», aseguró, al tiempo que se muestra encantada con los estudios que ha elegido.

El tiempo que le queda libre se dedica a cantar, que es su otra vocación. De hecho ha participado en las pruebas de Operación Triunfo.

Nevenka García | 1º de Comunicación Audiovisual

«Ha sido un cambio para bien respecto al instituto» 

Esta burgalesa de Aranda de Duero quería estudiar Artes Escénicas cuando terminara el Bachillerato. Se presentó a la EBAU y unas semanas después a la prueba que le permitiría acceder a los estudios que siempre había deseado. Sin embargo, se dio cuenta de que estaban más enfocados al teatro cuando a ella le gustaba el cine, así que optó por matricularse en Comunicación Audiovisual en la Universidad de Burgos y no puede estar más encantada con su elección. «Estoy muy contenta con las clases, con las asignaturas y con los profesores. He llegado a la Universidad y ha sido un cambio muy grande para bien». 

Nevenka García tiene una discapacidad visual. Está ciega del ojo derecho y tiene 18 dioptrías en el izquierdo, de modo que su campo visual muy reducido. De hecho, está en el límite de afiliación a la ONCE. Para poder cursar el grado en las mismas condiciones que sus compañeros ha necesitado que le faciliten los textos ampliados y que las diapositivas sean más grandes. En el caso de los exámenes escritos o fotocopias se los dan en A3. «También necesito un atril en mi mesa que uso para escribir, dado que al tener que acercarme tanto al papel me tapa la luz. También necesito un colirio hidratante cada 2 horas y me han puesto una nevera en conserjería».

Esta alumna destaca el gran apoyo recibido por la Unidad de Atención a la Diversidad, que se ha puesto en contacto con los profesores para explicarles sus necesidades. La única pega es que la letra de los programas de edición de fotos es pequeña.