¿Qué fue de...?

Pilar Cernuda
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La mayoría de los políticos que demostraron su preparación y su vocación más allá de la ideología no han tenido dificultad para reintegrarse a una vida profesional ajena al poder

Soraya Sáenz de Santamaría - Foto: EFE

Es tiempo de mediocridad en política. La remodelación que anunció Sánchez para potenciar un Gobierno muy debilitado provocó estupefacción: la mayoría de los ministros recién llegados no cuentan con un currículum mínimamente aceptable para ocupar cargos de responsabilidad. 

Los presidentes del Ejecutivo pueden contar con puesto vitalicio en el Consejo de Estado, pero no todos lo aceptan; entre otras razones, porque disponen de por vida de un sueldo acorde a las altas funciones que han ejercido, más un despacho, secretaria, coche oficial y seguridad. Transporte gratuito en los medios públicos y gastos de representación.

Los presidentes de los Gobiernos regionales reciben en la mayoría de los casos -dependen de los estatutos autonómicos- un salario también vitalicio al finalizar su mandato, con personal a su disposición. Y los exministros y secretarios de Estado se embolsarán durante los dos años posteriores a su cese un salario que corresponde al 80 por ciento del que tenían en activo. 

Albert RiveraAlbert Rivera - Foto: EFE

Ha sido frecuente que antiguos cargos del Estado renuncien a sueldos e indemnizaciones. Con un caso excepcional, Jordi Pujol: cuando se conoció el escándalo de que desde hacía años tenía una cuenta millonaria en Suiza, no declarada, perdió todos los privilegios de su cargo como expresidente de la Generalitat y también todos sus honores. 

En esta España de incertidumbres, en la que han desaparecido nombres emblemáticos, la mayoría de figuras públicas que demostraron con creces su preparación y su vocación más allá de la ideología, no han tenido dificultad para reintegrarse a una vida profesional ajena a los despachos de poder.

Aquellos que contaban con experiencia previa, en empresas y sobre todo con una trayectoria reconocida, no tardaron mucho tiempo en encontrar un hueco en el sector profesional. Muchos de ellos montaron bufetes o reabrieron los que habían tenido como ocurrió, entre otros, con el expresidente del Congreso Félix Pons, o los exministros Michavila, Acebes, Txiki Benegas durante un tiempo, Alberto Ruíz Gallardón, o María Dolores de Cospedal, que abrió bufete propio. 

Pepe BlancoPepe Blanco - Foto: EFE

Un hombre de leyes como Gregorio Peces Barba, que trabajó en un importante despacho antes de dejarlo por la política, aceptó de inmediato la propuesta de poner en marcha una nueva universidad pública madrileña, la Carlos III. 

Albert Rivera entró a formar parte, como socio, de un importante despacho de abogados de Madrid junto a su mano derecha José Manuel Villegas, pero la experiencia no fue buena: rompieron con acusaciones cruzadas de falta de profesionalidad.

Han tenido siempre importantes salidas profesionales los políticos que hicieron carrera europea. En ese terreno, el que vio más claras las posibilidades que se le abrían fue José Blanco, al que Pedro Sánchez no confirmó en la nueva lista europea cuando finalizó su primera legislatura como eurodiputado. Con socios y colaboradores del PSOE y también del PP, Blanco, con Alfonso Alonso y Antonio Hernando -hoy en Moncloa- montaron una firma de asesoramiento para empresas españolas con interés en tener presencia en la UE, y empresas europeas interesadas en entrar en España. Se ha convertido en uno de los despachos más influyentes de España.

Soraya Sáenz de Santamaría, abogada del Estado, es socia de Cuatrecasas, importante bufete catalán que ha sido de los primeros que buscó la expansión hacia Madrid y el resto de España. Fátima Báñez, una de las figuras más destacadas del Gobierno de Rajoy, es hoy la presidenta de la Fundación CEOE.

Pablo Casado recibió una oferta de Feijóo para ocupar un puesto de prestigio en el PP, que rechazó, al igual que hizo con algunas ofertas empresariales que le obligaban a vivir fuera de España, hasta que finalmente decidió aceptar una propuesta empresarial internacional.

El exministro socialista Javier Solana ha tenido el más importante cargo internacional que ha ocupado un español, la secretaría general de la OTAN, y después dejó la política activa para ser presidente del Patronato del Museo del Prado, un cargo en el que se encuentra muy volcado. Otros socialistas que ocuparon cargos de primer nivel al dejar el gobierno, Joaquín Almunia y José Borrell, han sido comisario de Economía de la UE el primero y es Alto Representante de la Unión Europea para política exterior y de Seguridad el segundo.