Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


El entrevistador

23/06/2023

Muy mal debe ver las cosas Pedro Sánchez de cara a las elecciones del 23 de julio; muy negro debe ver su futuro cuando llama por teléfono a Guillermo Fernández Vara tras anunciar que abandona la política para pedirle que reconsidere su decisión porque es posible que el PSOE se vea obligado a elegir una gestora que prepare un congreso extraordinario que alija nueva dirección, y le necesita en esa gestora. Muy malas sensaciones debe recibir el presidente de gobierno y secretario general del PSOE cuando, además de estar pensando ya en una posible gestora, decide convertirse en entrevistador de sus ministros. Su equipo ha montado un estudio de televisión por ese propósito

Debutó Sánchez con José Luis Escrivá, uno de los ministros más cuestionados y que además no es militante del PSOE. Raro. Pero más raro todavía es el hecho en sí, porque demuestra que Sánchez se ve tan desesperado, que solo confía en sí mismo para intentar ganar la batalla política, y a falta de público masivo y entusiasta en sus mítines, apuesta por lo seguro: entrevistas televisivas en las que él pregunta lo que le interesa que llegue a los ciudadanos-votantes, con la certeza de que los ministros, sus ministros, responderán lo que saben que busca el presidente, que los mensajes a los ciudadanos-votantes sean los que él necesita.

No estuvo Sánchez especialmente fino en su debut, porque los que conocen a fondo los asuntos de la economía han determinado casi por unanimidad que el presidente y sus ministros instrumentalizaron algunos datos para presentar una situación más favorable al gobierno que la real. Incluso forzaron las líneas y columnas de los gráficos. Sobre todo lo hicieron en el capítulo relacionado con las pensiones y la famosa e inquietante hucha de las pensiones, con lo malo adjudicándolo al gobierno de Rajoy y lo bueno, si lo hay, al gobierno actual.

La idea de convertir al presidente en entrevistador de sus ministros tiene la ventaja de que solo se abordarán asuntos que convengan al gobierno, asuntos cómodos; éxitos, ningún fracaso. Un publirreportaje en toda regla. Pero esa idea tiene también inconvenientes, aunque reconocerlos estará directamente relacionado con el grado de adhesión y simpatía a Sánchez de quien la interprete.

Hay algo, sin embargo, indiscutible: Sánchez quiere escapar de periodistas rigurosos que no admiten que ningún asesor le marque las líneas rojas sobre las que no puede preguntar. Dos, el lema "el gobierno de la gente" ya puede ir retirándolo el PSOE, porque lo que percibe "la gente" es que el presidente huye del contacto directo, no quiere escucharles ni compartir sus problemas y preocupaciones. Tres, no debe andar Sánchez muy bien de autoestima, porque se protege con el escudo de los ministros que han promovido las iniciativas en su gobierno, como si no estuviera seguro de saber explicarlas él mismo con el rigor necesario.

Allá Sánchez con el experimento electoral. El resultado no ha sido precisamente apoteósico.