La Asociación de Daño Cerebral Adquirido (Adacebur) ha valorado en 2,5 euros cada uno de los 180 adornos que seis usuarios han diseñado y elaborado de principio a fin, pero es un importe aleatorio: el valor real no es cuantificable. ¿Cómo calcular cuánto aporta a la autoestima el sentirse útil, creativo y capaz? Por muchas vueltas que se le dé, no hay manera de poner precio a lo que de verdad importa en el taller de Laborterapia que Adacebur puso en marcha hace un par de años y que esta Navidad se presenta con forma de estrella y cajita de bombones.
«El objetivo no es económico, sino de visibilidad: lo que nos importa es la difusión que se hace del daño cerebral adquirido y de la asociación», explica la educadora social de la entidad, Mónica Alba, subrayando que los beneficios se reinvierten íntegramente en el taller, en la compra de material y en el personal, ya que todas las actividades que se proponen y ejecutan están dirigidas por una terapeuta ocupacional. «Para los usuarios es totalmente gratuito», dice Alba, antes de añadir que esta terapia ha tenido tal éxito que Adacebur ya está organizando la puesta en marcha de un segundo grupo, que empezará a partir de enero.
Esta asociación, con sede en el Graciliano Urbaneja, aglutina a personas con lesión cerebral como consecuencia de un ictus o de un traumatismo, las más de las veces provocado por un accidente de tráfico, pero también por caídas u otras circunstancias. Sea cual sea el caso, una vez que se ha producido el daño, la vida de la persona afectada cambia en casi todas sus facetas.
De ahí que, en el proceso de recuperación de autonomía, las profesionales de Adacebur insistan en el la importancia de las terapias que combinan la estimulación de las capacidades cognitivas con otras que abordan áreas más emocionales y sociales. Todo eso confluye en la Laborterapia. «Es un taller grupal, por lo que ayuda a trabajar las habilidades y las relaciones sociales y, por tanto, la autoestima, que es una parte importantísima en las personas con daño cerebral adquirido», comenta Alba, destacando que ahora trabajan en los motivos navideños, pero que también se han hecho cargo de detalles para bodas, comuniones, bautizos o cualquier otro evento. Y admite que hay veces en las que los usuarios sienten «agobio» por la obligación de sacar adelante un encargo de cientos de creaciones en un período determinado, «pero cuando ven que lo han conseguido, que lo han terminado en tiempo y que lo que han hecho llega a otras personas, es una satisfacción increíble para ellos», añade.
Además de la autoestima y de la parte emocional, la realización de manualidades permite trabajar la motricidad fina y gruesa, la coordinación de las manos -así como la óculo/manual-, la creatividad, la imaginación o la no menos importante toma de decisiones y resolución de problemas. Todo ello en una estrella de 2,5 euros, pero de valor inestimable. Los interesados aún están a tiempo de colgarla en el árbol, pero hay que darse maña, porque las unidades son limitadas.