Editorial

Preparados y unidos para luchar contra los incendios forestales

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El temor a los incendios que puedan producirse en las próximas semanas, en el marco de una sequía histórica y con el antecedente de un año pasado infernal en el que ardieron más de 250.000 hectáreas de monte en España ha provocado que el Gobierno adelante más de un mes y medio el inicio de la campaña nacional contra incendios forestales. La alerta de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) sobre un episodio de altas temperaturas, a pesar de que parece que lloverá en los próximos días al menos en la mitad norte, hace que se activen todas las alarmas y con ello el operativo para prevenir y luchar contra esta lacra medioambiental.

En años anteriores, el Comité Estatal de Coordinación y Dirección (CECOD) se constituía a mediados de junio, pero la situación 'especial' de altas temperaturas para esta época del año, que cada vez se está haciendo más habitual, junto a la sequía prolongada, hace que se adelante el riesgo de incendios y, por lo tanto, la necesidad de adoptar medidas. Prevenir para no llorar después, es la filosofía que deberán seguir todas las administraciones para evitar, al menos, una parte de los fuegos que calcinan miles de hectáreas todos los años. El recuerdo de las terribles llamas que devoraron amplias zonas de incalculable valor natural el pasado año nos debería llevar a ser más cautos y a reorganizar los efectivos para mantener durante todo el año un operativo y una organización que permita actuar con rapidez en caso de detectar un fuego. De hecho, los incendios sufridos en estos últimos meses en territorios como Asturias o la Comunidad Valenciana debe ponernos en guardia y estar más prevenidos que nunca.

El Gobierno, en este caso, ha activado ya sus resortes para desplegar todos sus medios, algo que deben seguir las comunidades autónomas e incluso las diputaciones y ayuntamientos. La coordinación no ha sido mala hasta ahora, sino más bien al contrario, aunque no estaría de más reforzarla y unir esfuerzos en una lucha que afecta a todos y en la que toda la sociedad debe trabajar de forma conjunta. También cuenta, y mucho, la colaboración ciudadana, pues como detectan las investigaciones, en una amplia mayoría de los casos, los fuegos son provocados por la mano del hombre, de forma voluntaria o involuntaria.

Los bosques y los montes tardan muchos años en desarrollarse y no podemos permitir que en un descuido o en un acto criminal pueda destruirse. Aún peor es la posibilidad de perder vidas humanas y viviendas u otros bienes particulares o públicos. Pongamos todo de nuestra parte y exijamos a las administraciones que hagan también la suya estableciendo un dispositivo que prevenga ante los delincuentes medioambientales y actúe con rapidez y eficacia en caso de que se produzca un incendio.