430 municipios llevan 35 años gobernados por el mismo partido

David Alonso
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En total son casi 100.000 vecinos de Castilla y León los que llevan nueve legislaturas bajo el mismo partido, con una media de 233 habitantes por localidad

Una mujer vota en el bar de un pueblo de la provincia de Soria durante las pasadas elecciones autonómicas. - Foto: Concha Ortega

Fidelidad a unas siglas. O a un nombre. O a un proyecto. O, simplemente, por falta de alternativas. 427 municipios de Castilla y León llevan gobernados por la misma fuerza política desde hace 36 años. Contra viento y marea. Ajenos a la alternancia de poder nacional, a la corrupción, a las crisis económicas y sociales, a las guerras, al problema demográfico o a la irrupción de internet. Nada hasta la fecha ha alterado el sentido del voto en estas localidades autonómicas, al menos desde 1987, fecha de las terceras elecciones locales de la democracia, y las primeras las que Alianza Popular –germen del PP– concurrió por primera vez en solitario, y donde comenzaron a asentarse los principales partidos políticos tras el fulgor de la transición.

«En las elecciones locales se vota a la persona». El eterno mantra de las citas con las urnas en los municipios tienen en estos ayuntamientos autonómicos su mejor exponente. Adiós siglas, hola personalismo. Todas ellas se enfrentan ahora a las elecciones del 28 de mayo con el reto de mantener o hacer pedazos una tendencia que se extiende desde antes de que Perico Delgado ganase su primer Tour de Francia. Nueve legislaturas camino de la décima.

Partido Popular y Partido Socialista son las únicas formaciones que se reparten estos feudos de lealtad y fidelidad, aunque la proporción deja una victoria abrumadora para los populares. De los 427 que no han cambiado de color político en casi cuatro décadas, el 85% –368– han estado bajo el mando de Alianza Popular primero, y del PP tras la refundación en 1989. En el lado socialista se mantienen 59 municipios, el catorce por ciento del total autonómico, pese a contar con una mayor trayectoria política.

Cifras que ratifican un martillo pilón electoral ajeno a las turbulencias nacionales y vaivenes del signo político en La Moncloa –desde 1987 PSOE y PP se han alternado el Gobierno de España cuatro veces–, pero que encuentran parte de su explicación en la estructura demográfica de estos municipios. En su mayoría pequeños pueblos repartidos por las nueve provincias. Siete de cada diez de estas localidades 'unipartidistas', unas 330, tienen menos de 250 habitantes; casi 100 tienen menos de 50 vecinos, y solo catorce superan los mil censados. Villanueva de Gormaz (Soria), Maján (Soria), o Villamedianilla (Burgos), con menos de diez habitantes, son las localidades más pequeñas en esta tesitura, mientras que Burgo de Osma (Soria), es el único que supera los 5.000 vecinos.

Persona vs siglas

La realidad poblacional de estos 427 ayuntamientos –suponen el 20% del total autonómico pero solo el cuatro por ciento de los habitantes– acentúa las tesis sociológicas que apuntan a la 'personalización' de los comicios electorales en pequeños municipios, donde las siglas de los grandes partidos son el color que acompaña el nombre del candidato en las listas.

«El candidato en las elecciones municipales resulta nuclear en el proceso decisional del voto. Y es determinante cuando el atractivo del líder local supera al de la marca que representa, sustentando a ésta, e incluso validando el cambio a otras siglas políticas», señala el estudio '¿Cómo influye el liderazgo político en el comportamiento electoral subestatal? Una aproximación cualitativa' elaborado por Miguel Martín de la Cruz y Jesús García de Madariaga para la Universidad Complutense de Madrid. Según estos expertos, la cercanía de los candidatos con los electores en este periodo «les confiere una accesibilidad que contrasta con la distancia inevitable de quienes compiten en elecciones de ámbito nacional». «La cercanía unida al recurso del trato directo que pueden realizar los candidatos municipales en un contexto de competición centrado en los líderes de los partidos a nivel local, convierte a éstos en elementos fundamentales para la decisión del voto».

Reflexiones que se acentúan cuanto más pequeño es el espectro de electores, tal y como ocurre en la mayoría de los 427 municipios de Castilla y León que encadenan nueve legislaturas consecutivas con el mismo ganador. «Las elecciones locales enfatizan el trato directo de los candidatos con el electorado, lo que incrementa –en principio– su relevancia entre los factores de voto, en detrimento de otros elementos como puede ser la marca o partido, el entorno social y/o económico, entre otros», concluyen los autores del estudio para explicar la 'inmunidad' de estos municipios a la tromba que arrecia desde la política nacional y, cada vez más, desde la autonómica.

Fortaleza local

Otra de las realidades que emanan de esta situación es la dificultad que tienen los partidos políticos para germinar en el territorio más allá de las grandes urbes y sus alfoces. El próximo 28 de mayo casi dos millones de electores castellanos y leoneses podrán elegir entre las más de 350 opciones políticas. Sin embargo, solo Partido Popular y Partido Socialista presentan listas en más del 95 por ciento de los ayuntamientos.

El PP incluso llega a alcanzar el 99,94 por ciento de localidades. Por detrás, y a una gran distancia se encuentra ya Vox, que concurrirá en el quince por ciento de los municipios. Datos que evidencian los motivos por los que solo estas dos formaciones han logrado retener durante 36 años casi medio millar de consistorios. A la vista está el último gran objetivo: repetir el 28 de mayo para poder alcanzar las cuatro décadas de poder ininterrumpido.