La tarde amenazaba lluvia y finalmente ha llegado, fina pero molesta. Ha dado igual, paraguas en ristre o con chubasqueros, vecinos y visitantes de Medina de Pomar han subido al casco histórico a probar el queso de «los traficantes» Darío y Graciela, que con su simpatía tenían el puesto lleno de bocas con ganas de probar su gruyere de Suiza, su queso italiano de leche de búfala traído de Lombardía o el de cabra, más cercano, de Extremadura.
Unos metros más allá, Mor, un 'laube', como se llama en Senegal a quien talla la madera, hijo, nieto, biznieto y tataranieto, «hasta que recuerda mi memoria» de quienes también vivieron de este arte, daba vida a una jirafa ante muchas miradas. Seguía a su trabajo, sin mirar hacia el puesto, donde muchas manos tocaban y movían. A lo suyo, ajeno a las miradas, este senegalés que llegó de su país «hace mucho con 20 años», seguían dando forma a un pedazo de madera.
Al poco, todas las miradas se concentraron en la plaza del Alcázar y en el vuelo del águila de Harris que abrió la exhibición de cetrería.

La corte castellana ha vuelto al casco histórico a escuchar al pregonero anunciar la llegada mañana del Emperador. Y de nuevo, mañana, domingo, a las doce y media, saldrá la corte de la Plaza Mayor para encontrarse con el monarca en la avenida de Bilbao. De allí regresará hacia la plaza de Somovilla para la entrega simbólica de las llaves de la ciudad. A continuación, seguirán desfilando hasta la plaza de la Morería, en las traseras del Alcázar, donde el torneo de caballeros será el gran espectáculo, a las dos y media de la tarde. El mercado y sus sabores volverán desde las cinco, en que reabrirán los rincones infantiles de la plaza de Somovilla, la plaza de la Morería y la plaza Mayor.  Los pasacalles con bufones y animación darán alegría durante toda la tarde hasta el cierre del mercado previsto a las nueve de la noche.

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Mañana, domingo, más información e imágenes en la edición de papel de Diario de Burgos.