El retraso de la A-12 se cobra 4 vidas

L.M.-I.E.-F.L.D. / Burgos
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El tramo Burgos-Ibeas se adjudicó en 2016 y debía haber abierto hace 5 años. Transportes sigue sin anunciar la aprobación inicial de la actualización de este segmento de la autovía de Logroño

Por aquí debe discurrir la A-12 entre Burgos e Ibeas de Juarros (imagen de 2021). - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Abril de 2019 estaba marcado en rojo el calendario de muchos burgaleses. Ese mes -día arriba día abajo- vencía el plazo de ejecución que el Ministerio de Fomento suscribió con la UTE Joca&Ocide cuando se le adjudicó la construcción de la A-12 entre Burgos e Ibeas de Juarros.

El primer tramo de la autovía que conectará la capital castellana con Logroño, de apenas 4 kilómetros pero con un coste estimado de 83,7 millones de euros, llevaba acumulado un engorroso recorrido administrativo. En octubre de 2016, tras años de críticas ciudadanas, rectificaciones, contratiempos e incluso una vista en el Tribunal Supremo, el Gobierno logró asignar las obras con un plazo de ejecución de 30 meses (dos años y medio).

De este modo, en abril del 2019 se debería haber producido la inauguración del segmento inicial que, entre otros, salvara la conexión con la AP-1 y la intensa circulación que soportan los vecinos del barrio de Castañares. Sin embargo, y he aquí un mal endémico que acompaña a buena parte de las infraestructuras que vertebran la provincia burgalesa, nada de lo suscrito se terminó cumpliendo. Es más, ha pasado tanto tiempo desde que en enero de 2018 -13 meses después de adjudicarse la construcción- una triste retroexcavadora empezara a trabajar a la altura de la urbanización de Los Tomillares que el trazado que dibujó a base de acumular tierra apenas es ya perceptible.

Estos días el tramo Burgos-Ibeas debería cumplir un lustro en funcionamiento. Cinco años en los que miles de turismos, motos, todoterrenos, camiones, furgonetas o autobuses habrían tenido que circular por los escasos 4 kilómetros de trazado. En contraposición a lo que debería ser una autovía de grandes capacidades, los conductores siguen teniendo que tomar la peligrosa N-120, plagada de grandes trailers y con un intenso tráfico.

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Cuatro muertos por accidente de tráfico en 5 años quizá sea una cifra que no diga mucho, que no revele de forma clara la peligrosidad de una carretera. Pero si a la ecuación se añade otro dato, el de que el tramo de vía tiene tan solo cuatro kilómetros de extensión, quizá el lector sí se haga una idea de la letalidad de la N-120 entre Burgos e Ibeas de Juarros.

Pues eso. En este último lustro -en el que la doble vía a Logroño en su itinerario inicial ya debería estar en funcionamiento- cuatro son las personas que han perdido la vida en un siniestro de circulación. Sirva también para comparar que en los casi 50 kilómetros de N-120 que hay entre Burgos capital y el límite con La Rioja el número de muertos en carretera en el mismo periodo de tiempo ha ascendido a once. O sea, que sí es un tramo peligroso en términos relativos.

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