Una ingeniera de vida

B.G.R.
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La investigadora burgalesa Alba González Álvarez ha obtenido el Premio Nacional de Diseño, dotado con 30.000 euros, por el desarrollo de prótesis óseas en 3D

La burgalesa Alba González Álvarez ha recibido el Premio Nacional de Diseño por el desarrollo de prótesis óseas en 3D. - Foto: Juan Lázaro

Nació en Burgos, tiene 34 años y estudió primero Industrial Superior y después Técnica en Diseño Industrial en las universidades de Zaragoza y Jaume I, respectivamente, hasta trasladarse a Madrid, donde reside en la actualidad. Hasta aquí, el currículo de Alba González Álvarez pasaría por ser el de una brillante estudiante, si no fuera porque acaba de recibir uno de los reconocimiento más importantes del Gobierno central. Concretamente, el Premio Nacional de Diseño, en la modalidad de Jóvenes Diseñadores, que concede el Ministerio de Ciencia y que recibirá a principios del próximo año en una ceremonia presidida por los Reyes cuya fecha aún se encuentra por determinar.

El fallo del jurado destaca que con su trayectoria «pone de manifiesto la capacidad del diseño para aportar soluciones e intervenir de forma transversal en ámbitos tan complejos como el de la biomedicina». ¿Pero que es lo que ha conseguido González Álvarez para que sea considerada como un «referente en el horizonte de oportunidades profesionales que se abre ante los jóvenes diseñadores»? Ella lo explica con detalle, de forma clara y concisa a través del correo electrónico entre viajes a Londres por motivos laborales y su residencia.

«Mi trabajo consiste en desarrollar soluciones personalizadas de implantes e instrumentación quirúrgica a medida para casos clínicos complejos de reconstrucciones óseas», relata esta doctora en Ingeniería Biomédica. En su aplicación práctica esto significa que «cuando un paciente necesita cirugía para reconstruir un defecto óseo muy complejo, le diseñamos uno a medida». Y lo hace, junto a su equipo, a partir de pruebas como un TAC o una resonancia magnética que sirven de base para el desarrollo de  esos «modelos virtuales en 3D de la anatomía a reconstruir», que después se imprimen en materiales biocompatibles como el titanio médico, se esterilizan y se llevan al quirófano. «Este proceso suele durar varias semanas dependiendo de la urgencia del caso y de la complejidad del implante», añade.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)