Juan Ángel Gozalo

Plaza Mayor

Juan Ángel Gozalo


Pacto de Estado contra el fuego

29/07/2022

Días de cenizas y humo. Mientras se apagan los últimos rescoldos de las llamas que han asolado el valle del Arlanza, nuestros gobernantes y políticos andan a la greña, repartiendo culpas y eludiendo responsabilidades. Han encontrado en los incendios forestales una excelente arma arrojadiza y un potente imán para atraer votos y no la sueltan. Saben que el fuego no es solo un conjunto de partículas o moléculas incandescentes capaces de emitir calor y luz... Es un poderoso tótem y toca las fibras más sensibles de la gente.

¿Cuántos años más, cuántas personas tienen que morir, cuántos miles de hectáreas de montes y de cultivos tienen que arder, cuántas casas tienen que calcinarse para que de una vez por todas haya un pacto de Estado contra el fuego? Lejos de buscar acuerdos, de coordinar estrategias y sumar esfuerzos están a otra cosa. Algunos se permiten incluso el lujo de avivar llamas prendiendo polémicas inútiles con yescas ideológicas. 

España, Castilla y León, Extremadura, Andalucía… están ardiendo. Una terrible oleada de incendios forestales está dejando sus dramáticos efectos en forma de daños materiales y, lo que es peor, en pérdida de vidas humanas. El cambio climático, la ola de calor, la negligencia humana o la perversidad de los pirómanos son causas que están ahí pero no pueden ser disculpas que exoneren de responsabilidad o justifiquen esta proliferación de voraces incendios. Las razones últimas -o primigenias, según se mire- tienen mucho que ver también con burocracias, carencias, olvidos, prohibiciones, limitaciones… en esa España vaciada, con el abandono de actividades tradicionales en el medio rural como el pastoreo, la recogida de leña, las quemas controladas o mismamente los desbroces de cortafuegos, caminos y parcelas, riberas de ríos…

Es urgente que los gestores políticos, más allá de credos partidarios e ideologías -también de fotos y declaraciones-, trabajen en serio para lograr un gran pacto de Estado, de todas las administraciones y agentes concernidos, para hacer frente a los incendios forestales, que ponga el foco en la prevención y también en la lucha contra el fuego, sin escatimar esfuerzos, recursos ni inversiones.