Pilar Cernuda

CRÓNICA PERSONAL

Pilar Cernuda

Periodista y escritora. Analista política


Inteligencia artificial

04/05/2023

3 de mayo, Día Internacional de la Libertad de Prensa y Reporteros Sin Fronteras no pone buena nota a España.

Por la precariedad laboral, por la llamada "ley mordaza" y también porque detecta una ideologización exagerada de algunos medios de comunicación. Los veteranos, simplemente, nos dolemos de que con el paso del tiempo nos sentimos menos libres. Las presiones empresariales y políticas son mayores que hace años, y empieza a ser habitual prescindir de quien pretende ejercer la profesión sin ocultar datos ni verdades como puños.

Estos días nos inundan las informaciones sobre la Inteligencia Artificial, para qué sirve y sus beneficios que son ni más ni menos que los que amantes de la ciencia ficción anuncian desde hace décadas: la sustitución de hombres por máquinas.

Ya están aquí esas máquinas, esos robots, y en el mundo periodístico, como en otros sectores profesionales, la presencia de la IA se ha recibido con desigual entusiasmo. Los que piensan que hay que apostar inequívocamente por los avances tecnológicos y los reticentes que creen -creemos- que nunca una máquina, por sofisticada que sea, podrá sustituir el cerebro humano. Como ocurre con los automóviles autónomos, no tienen capacidad de reacción ante situaciones absolutamente imprevisibles, que los creadores de las máquinas consideraban imposible que se produjeran… y se han producido. De hecho, las víctimas mortales por accidentes de esos automóviles empiezan a ser preocupantes.

Sufrimos desde hace años las consecuencias de redes sociales que acogen noticias falsas para promover determinadas campañas, redes en las que entes artificiales, bots, emiten opinión e informaciones como si fueran seres humanos. Destruyen biografías, elevan a personajes que no merecen serlo y otras operaciones por todos conocidas. Ahora, se presenta la IA como un instrumento que nos facilitará el trabajo, que actúa con algoritmos incuestionables en sus certezas, que ofrecerá instantáneamente la documentación que necesitemos, escribirán sentencias una vez que un profesional les facilite los datos del caso y harán análisis sobre cualquier situación con la eficacia de una mente excepcional.

De momento, el mencionado RSF alerta sobre la interferencia de la IA en la libertad de expresión y en la calidad informativa. Y de momento, importantes empresas han anunciado reducciones brutales de sus plantillas porque gracias a la IA la mayor parte del trabajo no tendrán que ya hacerlos personas con nombre y apellido. Prescinden de profesionales, con sus dudas, su sensibilidad, sus lagunas de conocimiento que les obligan a confirmar algunos datos.

Geofffey Hinton, uno de los padres de la IA, se ha despedido de Google y ha utilizado el New York Times para dar la voz de alarma, coincidiendo con la misma alarma de otros expertos de las más importantes empresas tecnológicas del mundo. Dice Hinton que se arrepiente de su contribución a crear la IA artificial, y su único consuelo es que si no hubiera sido él, otro habría trabajado y avanzado en ese sector.

Día de la libertad de expresión. Expresión que empieza a estar en manos de máquinas.