Un busto en bronce de Ignacio del Río, obra de la artista Raquel Condado, preside desde hoy los jardines de la calle San Lorenzo, que a partir de ahora tendrán el nombre del genial pintor. Con este reconocimiento, la ciudad salda una deuda pendiente con el 'maestro', aunque quedan pendientes algunas más, que se reivindicaron  en el acto de inauguración de la escultura. Fue su propio hijo Cholo quien reclamó una sala de exposiciones permanente en la capital para mostrar y preservar su legado, «algo de justicia», recalcó. La otra demanda se sitúa en otra dimensión, pero que tiene mucho que ver con la propia fisolofía y la manera de ser y entender la vida de Ignacio del Río, y partió de otro artista con el que ha compartido viajes, vivencias y muchas vinos, Cristino. Este no se cortó un pelo y pidió que se organice una fiesta cubana en la misma calle San Lorenzo, esa que tanto le gustaba al pintor y en la que tantos vinos compartieron, con él y tantos amigos presentes en el acto de homenaje. Fueron las palabras de Cristino las más emotivas que se escucharon, en las que destacó su generosidad y su capacidad de trabajo. «El Ayuntamiento toma nota», añadió el vicealcalde, Vicente Marañón para cumplir ese deseo de sus amigos y del propio Ignacio.