La cuarta y última fase del polígono industrial de Villalonquéjar vive su particular época dorada. Desde que se completó la urbanización y arrancó la labor de atracción de empresas, nunca se había registrado una actividad como la actual. Hasta ocho compañías se encuentran en pleno proceso de aterrizaje en este recinto industrial, algunas ya conocidas en el panorama local y otras foráneas.

El impacto de estos trabajos, más allá del ir y venir constante de camiones, operarios y maquinaria, es -y será- notable: la estimación de nuevos empleos que han puesto sobre la mesa estas firmas alcanzará los 250, mientras que el desembolso económico ronda los 90 millones de euros entre la compra del suelo y la ejecución de naves. La logística es el sector que impulsa esta oleada de inversiones, con dos proyectos liderando esta primavera en Villalonquéjar IV, aunque cada cual en una fase muy distinta.

El que se encuentra en una fase más incipiente es la plataforma logística de Bridgestone (calle Valle de Tobalina). El fabricante japonés de neumáticos, con planta en el polígono Burgos Este, se decantó el pasado verano por la ciudad como ubicación para uno de sus almacenes insignia en Europa. Con un coste de 36 millones y la expectativa de contratar a medio centenar de personas, los trabajos de construcción van viento en popa. En estos momentos las tareas se centran en la colocación de los pilares que asentarán el complejo. Cuando culmine será la nave más grande de su entorno con 43.000 metros cuadrados en una parcela de más del doble (97.000 m2).

El que más avanzado está es el del almacén regulador de Campofrío (calle Merindad de Cuesta Urria), un complejo que ha costado 25 millones y donde llegarán a trabajar un centenar de personas. Desde aquí, la marca de productos cárnicos quiere centralizar la distribución y, de paso, ganar capacidad de acopio de mercancías y materias primas. Cuenta con la ventaja de estar ubicado justo enfrente de su fábrica de Carnes Selectas.

Siguiendo por la rama de la logística, aunque en este caso con dos empresas hasta la fecha sin vinculación alguna con Burgos, Eldisser (calle Valle de Manzanedo) y DF Grupo (calle Valle de Tobalina) también se encuentran trabajando para abrir en Villalonquéjar IV. La primera tiene previsto invertir entre 6 y 7 millones y crear 5 empleos en un complejo para distribuir todo tipo de productos fertilizantes. Se trata de un grupo aragonés que ya ha arrancado las obras para levantar un inmueble junto a la subestación eléctrica.

Frente a ellos, la valenciana Eldisser va algo más adelantada. El armazón de su futuro centro logístico, en el que invertirán 6 millones, va muy avanzado. Desde aquí centralizarán el reparto de todo tipo de electrodomésticos al norte del país. El objetivo es crear hasta medio centenar de empleos en una primera fase. «Burgos tiene una ubicación privilegiada», reconoce su presidente, Pascual Martí. 

Paso a paso. Algo alejadas de esos grandes proyectos, pero también con inversiones notables, se encuentran firmas como Ryme Automotive (calle Valle de Zamanzas), Plaseuro (calle Valle de Manzanedo), Geas (calle Alfoz de Bricia) o Skala Roco (calle Alfoz de Santa Gadea). Esta última inició hace unas semanas la construcción de su rocódromo de alto nivel, que contará con una plantilla de 18 personas. Por otro lado, Ryme Automotive ultima la ejecución de una nave para la distribución de recambios de vehículos y Plaseuro de un centro de reciclado.

En una etapa mucho más incipiente, ya que apenas se ha aplanado la parcela donde se ubicará, se encuentra el proyecto de Geas. Con dos naves nido ya dedicadas a acoger a pequeñas empresas, levantará otro complejo entre Pladisel y un terreno propiedad de Jacinto Lázaro. A punto de arrancar, aunque aún sin movimiento sobre el terreno, están en la granadina Tiresur, otra firma dedicada a la logística de neumáticos que se ubicará junto a DF Grupo y que ejecutará en Burgos su proyecto más ambicioso en todo el territorio nacional.