Rafael Barbero

Lo que de verdad importa

Rafael Barbero


La potencia de la cultura

24/04/2023

En 1871 Chicago sufrió durante tres días un devastador incendio que destruyó prácticamente toda la ciudad y dejó a 1 de cada 3 de sus habitantes sin hogar. Si bien, este hecho catastrófico permitió definir un plan de reconstrucción en el que la arquitectura se convertía en el enfoque diferenciador de la ciudad, hecho que se ha visto posteriormente potenciado durante las últimas décadas por otros ingredientes de gran atractivo cultural. Entre estos últimos destacan, entre otros muchos, las apabullantes exposiciones del Art Institute of Chicago, los estimulantes conciertos de Blues, un completísimo acuario, un innovador planetario o las fabulosas esculturas y fuentes características de su principal parque urbano (Millenium Park). 

Esta visión basada en la capacidad que tiene una potente oferta cultural no solo para enriquecer la vida de sus residentes sino también para generar un gran atractivo a sus visitantes hacen que hoy Chicago sea la segunda ciudad más visitada de los EEUU, solo por detrás de Nueva York, y por delante de otras ciudades que podrían parecer inicialmente más seductoras para el turismo como Las Vegas y sus casinos o San Francisco y sus emprendedores.

Existen otros ejemplos más cercanos de ciudades tanto europeas como españolas que han impulsado inversiones en equipamientos culturales a la vez que han desarrollado una amplia y diversa programación cultural que hacen de las mismas referentes culturales internacionales, generando no solo un gran impacto en su sociedad sino también contribuyendo con importantes cantidades a su economía. Dos ejemplos cercanos son Bilbao y Málaga. La primera se ha reformado totalmente sobre el eje del alabadísimo Museo Guggenheim cambiando en estos últimos 25 años su imagen de ciudad industrial degradada a una ciudad moderna y abierta al turismo internacional, a la vez que ha fortalecido el sentimiento de orgullo de los bilbaínos. Además, la aportación del gasto turístico a la economía de Bilbao alcanzó en 2018 más de 1.900 millones de euros y generó 50.000 puestos de trabajo. En cuanto a Málaga su estrategia cultural basada en un gran número de impactantes museos interconectados que les permite desarrollar una oferta expositiva de gran ambición, la apuesta por la tecnología aplicada a la cultura y el impulso de una amplia oferta educativa de los oficios ligados al arte ha situado a la ciudad entre las más visitadas de España con 4,7 millones de visitantes en 2019 (de los que el 61% eran extranjeros) cuando en 2009 fueron 2,9 millones; es decir, en diez años prácticamente se duplicaron el número de visitantes. Además, el impacto económico del turismo para la ciudad en 2019 alcanzó los 2.954 millones de euros. Y analizando en detalle los elementos que han llevado al éxito en el desarrollo de una industria cultural en las dos ciudades comprobamos que en ambas se definió una ambiciosa planificación a largo plazo en la que participaron actores públicos y privados y en ambas hay un órgano de gestión que implanta y revisa esta estrategia, independientemente de qué partido político gobierne la ciudad.

¿Y como está Burgos a este respecto? Burgos cuenta con un gran patrimonio histórico cuya punta de lanza es su icónica Catedral, conocida a nivel mundial. También aúna otros equipamientos (Museo de la Evolución Humana, Forum Evolución, Yacimientos de Atapuerca, CAB, …) que durante los últimos años han ampliado su oferta cultural; asimismo, desarrolla una programación expositiva y escénica razonable fruto del empuje de entidades públicas y privadas que, individualmente, buscan dar lo mejor de sí mismos en este ámbito. Y cuenta además con una gran dotación de zonas verdes. Pero, aun así, Burgos acumula una década perdida en su competitividad turística y se encuentra en el número 21 entre los 22 mayores destinos urbanos nacionales, solo por delante de León. ¿Y por qué estamos relegados a ésta pésima posición? De nuevo la falta de una planificación estratégica que defina unos objetivos a medio y largo plazo y que nazcan del análisis y aportaciones realizados por el sector privado y el ámbito público tienen mucho que ver en la falta de resultados. Si no establecemos unos ambiciosos objetivos entre todos difícilmente podremos conseguirlos. Además, la inexistencia de un órgano de gestión que con criterios profesionales ponga en marcha esta estrategia y la reevalue de forma periódica, sin que se vea afectada por el color político de quien gobierne la ciudad o la Comunidad Autónoma también influye notablemente. En este sentido la sociedad Promueve, creada por el actual equipo de gobierno de la ciudad y al que ya le han aportado más de cinco millones de euros debería ser quien impulse la estrategia cultural de la ciudad; pero difícilmente lo conseguirá sin hacer partícipes de la misma a los agentes privados y asociaciones que forman parte del entorno cultural local.  

Esperemos que no se tenga que dar una catástrofe como la que vivió Chicago hace 150 años para que esta situación cambie.