«Para la mayoría de nosotras el fútbol es un hobby»

MÓNICA PURAS (SPC)
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ENTREVISTA| A Celia de Pablo no le iba lo de bailar de puntillas, prefería correr con un balón. De la Escuela Municipal pasó al Promesas y luego al Nuestra Señora de Belén antes de irse a EEUU. De vuelta jugó en el Salamanca y ahora en el Santa Marta

Celia de Pablo, jugadora del Santa Marta. - Foto: Christian Castrillo

Su pasión por el fútbol le viene desde la cuna. Sus primeros 'pinitos' con el balón los recuerda en el colegio y en sus pueblos, Salas de los Infantes y Tolbaños de Abajo. Donde ahora con 22 años desconecta. Su madre no era muy fan del 'deporte rey', pero a Celia De Pablo no le iba lo de bailar de puntillas. Prefería correr. Enseguida colgó las zapatillas de ballet y se calzó las de tacos. 

Primero se matriculó en la Escuela de Fútbol Municipal de Burgos y en la de verano de Salas. Luego fichó por el Burgos Promesas. De ahí recibió la llamada de la selección de Castilla y León sub'12 y sub'16 y dio el salto a un equipo femenino, por obligación. Recaló en el Nuestra Señora de Belén, entonces en la Liga Nacional (Segunda División). «Pasé con 14 años porque nací en diciembre y tuve que esperar tres meses por la norma que solo puedes jugar con 15». 

Estuvo dos años y le ofrecieron una beca deportiva en Estados Unidos. Regresó con la mayoría de edad y fue al Salamanca de Nacional, donde militó tres campañas, y el pasado curso, sorprendentemente, firmó con el Santa Marta, de Regional. 

¿Por qué ha dado una marcha atrás en su carrera?
El año pasado, nos encuadraron en el grupo de Andalucía. ¡Y fue una pasada! Todas las semanas a Córdoba, Almería, 12 horas de viaje... Volver a las tres de la mañana... Era muy duro. Y el lunes, al hospital, súper cansada. Era incompatible con mi carrera de Fisioterapeuta. Quería disfrutar del último año. 

¿Y está disfrutando?
Sí, mucho. Hago prácticas con la selección de Castilla y León sub'12, sub'15 y sub'17. Entreno tres días a la semana y juego los fines de semana, pero el tema de viajes ha mejorado.

Así que el fútbol tiene parte de sufrimiento, ¿no?
Al final quienes más sufre es la familia. Soy hija única y siempre demuestran que me quieren un montón. El fútbol te hace renunciar al tiempo con mis padres, abuelos y amigos. Nunca haces planes de ocio, pero merece la pena. 

Tu infancia siempre estuvo rodeada de niños, ¿rompió alguna barrera?
No soy un referente ni mucho menos. Pero sí es verdad que fui la primera chica en el Burgos Promesas. Y estuve cuatro temporadas. Me sentí importante. Fui capitana. Y una pieza importante.  

Al final quienes más sufren de practicar fútbol es la familia y los amigos. Nunca haces planes de ocio. Merece la pena porque te gusta» 

No creo que muchas futbolistas tuvieran la oportunidad de disfrutar de una beca deportiva y académica en Estados Unidos, ¿no?
Bueno, en ese sentido, también, fui pionera. 

¿Cómo fue la experiencia? 
Aprendí el idioma y a madurar. Te vas  con 17 años y es un golpe de realidad. Fue en agosto y me rompió el corazón perderme las fiestas de mi pueblo. Allí el deporte femenino tiene mayor repercusión tanto a nivel económico como de visibilidad. Dos años increíbles de aprendizaje que me sirvieron de mucho para buscarme la vida. Al final hice balance y quise volver a casa. 

Y en su regreso, ¿no le llovieron las ofertas? 
Me tentaron en Reto Iberdrola, una categoría superior a la que he llegado a jugar, pero para mí los estudios iban primero. Y me proponían jugar con muchos desplazamientos, veía que casi era imposible. Para la mayoría de nosotras, el fútbol sigue siendo un hobby. No nos da para más. En junio ya acabo la carrera y estoy muy orgullosa. En Burgos conseguí jugar en la Segunda División Nacional y seguir estudiando lo que me gusta. Me encanta lo que hago. 

¿No se le pasará por la cabeza dejar el fútbol ahora? 
No, no. El año que viene, que ya habré acabado de estudiar mi intención es jugar en Nacional. Para nada creo que vaya a dejar el fútbol, aunque si se lo preguntas a mi madre diría que sí (ríe). 

Para nada creo que vaya a dejar el fútbol. Este año me lo quería dedicar a mí.Quería disfrutar del último curso de la carrera» 

Además de su sonrisa, ¿qué le distingue? 
Soy muy ambiciosa. Salgo a ganar. Buena compañera dentro del campo. Ser mediocentro te ayuda para repartir el juego. Tengo buena visión. 

¿Quién le ha ayudado a ser mejor futbolista?
He tenido a muchos maestros. Jairo de la Riva, Julián Grijalba, Marci, pero Mario y Mena, en el Burgos Promesas, fueron los que me marcaron. 

¿Ha escuchado palabras malsonantes en el campo? 
Que una niña te hiciera un caño no era lo mismo que te lo hiciera un niño. Pero sobre todo comentarios de padres. Al principio en alevines, mis padres se fueron de campos por no escuchar comentarios que me hacían regresar a casa llorando. La gente ha cambiado de mentalidad creo. El fútbol femenino ya va para arriba.

¿Dónde desconecta? 
En Salas de los Infantes y en Tolbaños de Abajo. 

¿Alguna lesión que le haya dado un mejor aprendizaje en su carrera? 
No. Este año tuve una fisura del peroné, pero nada serio. Mis estudios me sirven para gestionar y saber qué hacer. Me encanta lo que es la parte trauma. 

Ser capitana en el equipo de chicos del Burgos Promesas me hizo sentime importante. Ganamos dos ligas» 

¿Cuáles ha sido su mejor momento? 
Con los chicos en el Burgos Promesas. Hubo dos temporadas que ganamos la Liga era capitana y me sentí importante. Y en Segunda División con 15 años ser titular en el Nuestra Señora de Belén es increíble. Conseguimos salvar la categoría en un grupo en el que estaba el Athletic de Bilbao, el Logroñés que subió a Primera, el Racing de Santander, Osasuna...

¿Qué le ha hecho sentirse orgullosa? 
En Estados Unidos fui elegida en el mejor once de todo el estado de Nueva York al final de la temporada. Y en Burgos me hicieron un reconocimiento junto a Diego Rico por mi trayectoria en la Escuela y me hizo muchísima ilusión. 

¿No cree que es hora de volver a casa? 
Este es un año de transición. Estoy disfrutando un poco más de los amigos y la universidad. Es un  año más dedicado a mí. No descarto volver a casa.