La esencia de Costa Rica se cuida en Burgos

GADEA G. UBIERNA
-

ECODESI, una asociación dedicada a fomentar la participación de los costarricenses mayores a través de proyectos de preservación de su entorno 'abre' sede en la provincia

Cristina Martín y Javier Abad participan en la Semana del Voluntariado en la UBU. - Foto: Luis López Araico

En los años en los que Javier Abad y Cristina Martín, pareja en la vida real y en la vocación altruista, vivieron en Costa Rica se sorprendieron para mal del trato que recibían las personas cuando alcanzaban la edad que el país centroamericano denomina «adulto mayor». En palabras de Abad, «a las personas mayores las tratan un poco como a un mueble; el señor que veías por la mañana sentado a la puerta de casa estaba al día siguiente en el mismo sitio y así sucesivamente».

Cristina Martín, entonces profesora en una Universidad costarricense, comentó su extrañeza por esta cuestión con una compañera con la que compartía trayecto a diario, Adela Rosales, y pensaron en la oportunidad de hacer un estudio sobre esa gente mayor. La excusa era fácil: la provincia en la que vivían -Guanacaste, en el Pacífico- se caracteriza por la longevidad de sus habitantes. «Había muchos que pasan de los 100 años», apunta Abad, matizando que de esto hace bastante tiempo y avanzando que la investigación partía de que en la esperanza de vida podía estar influyendo una alimentación a base de frijoles, fruta y pescado, así como el consumo de unas aguas determinadas. Pero, al mismo tiempo, salió a la luz que esas personas empezaban a sentir una cierta pena una vez que alcanzaban las edades englobadas en lo que Costa Rica denomina 'adulto mayor'.

«Se vio que se sentían como en decadencia, apartados y que tenían interés en conservar su entorno natural», afirma Abad, antes de contextualizar el porqué de esta última preocupación: las tierras a orillas del Pacífico en Costa Rica son un imán para la inversión extranjera y, por tanto, destino habitual de jubilados de Estados Unidos o Canadá.

Así, las conclusiones de ese estudio fueron la base de lo que ahora es ECODESI; esto es, una asociación volcada en apoyar la participación en la comunidad de las personas vulnerables de Costa Rica-y en especial, de la gente mayor- mediante proyectos cuyo factor común es la preservación: del entorno, de la cultura, de la tradición... «Nuestra prioridad era la conservación del entorno natural y promover iniciativas que evitaran la degradación del agua», explica Javier Abad, añadiendo que para eso empezaron a recoger semillas criollas [no producidas o modificadas por empresas especializadas] para reforestar en zonas degradadas y, especialmente, en los cauces.

A la vez, crearon un centro de día para esos 'adultos mayores' que vivían muy cerca, pero que no tenían contacto alguno. «El primer día fue un éxito total; eran personas que se conocían, pero que llevaban tiempo sin verse y agradecieron mucho poder hacer cosas juntos», recuerda Abad. El éxito, así como el apoyo de universitarios voluntarios y el diseño de actividades dirigidas a las necesidades de estos mayores, ha incrementado el número de asistentes y ha permitido crecer a ECODESI, que ahora gestiona un terreno en propiedad y lidera un proyecto intergeneracional para que el conocimiento de esos mayores no muera con ellos.

Y a la pregunta de qué tiene esto que ver con la provincia, la respuesta es que ECODESI ha traspasado fronteras y, desde hace unos meses, no solo tiene sede en Guanacaste, sino también en Burgos. Sus promotores han participado en la Semana de Voluntariado de la UBUpara tratar de atraer a estudiantes interesados en colaborar con ellos y hacer posible que ECODESI siga cumpliendo con sus objetivos en Costa Rica y, a la vez, presentarse para, más adelante, intentar captar fondos también en Burgos para seguir cuidando la esencia costarricense.