Fresnillo, único pueblo que crece año a año

LETICIA NÚÑEZ
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Su alcalde apunta que la clave del aumento es la cercanía a Aranda. Cada día, se llenan dos buses con niños que van al colegio a la capital ribereña y otro al instituto. Los padres destacan la calidad de vida

Los niños que viven en Fresnillo de las Dueñas posan alegres tras llegar a su pueblo después de finalizar las clases en el colegio Simón de Colonia en Aranda de Duero. - Foto: Alberto Rodrigo

Fresnillo de las Dueñas emerge como un oasis dentro de la España vaciada. En pleno corazón de la Ribera del Duero, esta localidad de 685 habitantes se consolida como la gran excepción comarcal, pero también provincial y, a buen seguro, regional. Al menos en lo que a demografía se refiere. Es el único municipio de la zona que encadena cinco años consecutivos de crecimiento. En 2018 sumó cuatro vecinos más que en 2017; en 2019, siete más; en 2020 dio un nuevo salto con otros 17 censados; y en 2021 añadió a su padrón 18 altas, según los datos del INE. La estadística, aunque modesta, resulta envidiable en un contexto marcado por una sangría poblacional sin freno en el medio rural. 

Uno de los aspectos más llamativos que arroja el padrón de Fresnillo de las Dueñas tiene que ver con la pirámide de edades. Y es que de sus 685 habitantes (354 hombres y 331 mujeres), 168 son menores de 18 años, lo que equivale al 25%. Así que los parques infantiles del municipio no están para nada desiertos. El bullicio en los columpios es una constante. Y los adolescentes disfrutan en las instalaciones deportivas y culturales. No hace falta que lleguen las vacaciones de verano o Navidad. Esta estampa se repite cualquier día de diario. El pueblo rebosa vida y alegría.

Ahí están, por ejemplo, los dos autobuses que cada mañana salen llenos de niños desde la parada situada frente al Centro Cultural rumbo al Colegio Simón de Colonia en Aranda de Duero, al que llegan apenas diez minutos después. Un poco antes, otro vehículo, también al completo, hace lo propio con los adolescentes que estudian en el instituto. Una imagen, por desgracia, nada habitual en los pueblos de la Ribera del Duero, que el año pasado perdió un centenar de habitantes y en este momento ronda los 18.616. 

Al día a día de esta localidad que ha logrado esquivar la despoblación, se suma el centro infantil Mimos, con sus 13 plazas cubiertas. Su directora, Sonia Marcos, cuenta que el próximo curso también estarán llenos pese a que cinco de sus alumnos actuales se irán al colegio. «Es un lujo tener tantos niños y este año ya han nacido unos cuantos, así que por ahora el futuro está asegurado». Abrieron en 2006 y, desde un principio, el Ayuntamiento apostó por ampliar este servicio desde las 8 de la mañana hasta las tres de la tarde. Disponen de un aula en el que están todos los pequeños juntos y Sonia, codo con codo con Míriam, trabajan las necesidades de cada uno. «El cariño que les coges es tremendo. Somos una gran familia», dicen satisfechas. 

«Zona privilegiada». Por su parte, el alcalde de la localidad, Gustavo García, apunta que uno de los factores que explican el crecimiento de Fresnillo es la cercanía a Aranda, que «genera mucho trabajo, tanto la industria como el viñedo y el enoturismo». El hecho de que haya empleo, continúa García, ha favorecido que se asiente población en una zona que califica como «privilegiada» y que, al estar tan próxima a la ciudad, permite que «los desplazamientos en coche no sean un trastorno». 

A partir de ahí, otro aspecto fundamental es la vivienda. El regidor destaca que un promotor de Fresnillo apostó hace algo más de 15 años por su propio pueblo. «Tenía los terrenos y decidió desarrollarlos». El Ayuntamiento facilitó los trámites. Así que demanda y oferta fueron a la par. Entre unifamiliares y bloques de apartamentos, afloraron más de 200 viviendas. 

En paralelo, desde el Consistorio se ha impulsado una campaña para convencer a los propietarios de los solares de mantenerlos en condiciones, como exige la normativa, o bien ponerlos en el mercado. Así también han conseguido que se vendan algunos terrenos en los que hoy ya viven familias. «Ahora se ha revalorizado el suelo y sigue habiendo demanda, pero en algunos casos se pide demasiado dinero. A veces hay riesgo de morir de éxito», advierte García. 

Sea como fuere, el hecho de ganar población repercute en unos mayores ingresos en las arcas municipales que después han revertido en un nuevo consultorio, así como en instalaciones deportivas y culturales. En definitiva, en mejorar los servicios y «cerrar el círculo», sostiene el alcalde, quien asegura que si de algo se siente orgulloso es «del ambiente que se respira en la localidad». 

En ello coinciden multitud de familias. En conversación con este periódico en el único bar del pueblo, aplauden que recientemente se hayan arreglado los caminos, «fabulosos» para ir con la bici o los patines y pasear. Cuentan con pista de pádel, tenis, polideportivo, gimnasio, biblioteca, sala de informática, otra de juegos, cine al aire libre, teatro... «Con la asociación cultural hay mucho meneo», destaca una madre, mientras otra añade que «actividades y sitios no faltan, tenemos la agenda llena y la gente está muy implicada, nos apuntamos a todo». No se olvidan del «gran papel» que desarrollan los chicos de Ocioduero o de que los cumpleaños, por ejemplo, los celebran en los bajos del Ayuntamiento. Vamos, que «se vive bien, tenemos calidad de vida». 

Aunque Fresnillo no dispone de tiendas ni farmacia, el panadero de Vadocondes reparte a diario «puerta a puerta».También el frutero. Mientras, el bar lo regenta Dani Hernando, de 24 años y vecino de San Juan del Monte. Abrió hace tres años y dice que «no va mal la cosa». Ha generado un empleo con la contratación de una cocinera, a la que también le gustaría irse a vivir a Fresnillo. De cara a futuro, Gustavo García plantea varios proyectos. Por un lado, impulsar definitivamente la creación de un centro de día. Por otro, mejorar los accesos a la zona industrial, con varias empresas asentadas. Y, finalmente, un carril bici que les una con Aranda.