Preocupan los riesgos para el Ebro de tres áreas de fracking junto a Miranda

G.A.T. / Miranda
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Unas doscientas personas y 23 embarcaciones surcan las aguas del río entre Los Pinos y el Puente de Carlos III exigiendo el fin de los proyectos que atentan contra la salud de un Ebro que ya arrastra muchas décadas de ataques

Enara, Urraca, Libra..., incluso Mirua, Usoa, Usapal..., son nombres de proyectos de investigación de fracking (un sistema de extracción de gas natural del subsuelo), los tres primeros rodeando a Miranda y el resto algo más alejados. Iniciativas contra las que ayer cerca de un centenar de personas se movilizaron dentro de la 33 edición de la Bajada del Ebro, un marcha ecologista que se hace bajando un tramo del río en balsas y que conforme han ido pasado los años ha ido focalizando sus críticas hacia las distintas amenazas que se detectan hacia el río y en general hacia Miranda y su población.

A las demandas del cierre definitivo de Garoña, o del control máximo de otro tipo de empresas contaminantes que se benefician de las aguas del Ebro, se han sumado nuevas, como la de la oposición total al fracking.

Y es que, según la coordinadora que organiza esta marcha, la fractura hidráulica es un «claro riesgo» para el Ebro y para Miranda y otras zonas de la provincia de Burgos, en especial Las Merindades, ya que en la zona se concentran varios proyectos de investigación tanto en suelo burgalés como vasco.

Libra es el nombre del proyecto que más cerca está de Miranda, pero igualmente los hay muy próximos como el Enara, que afecta igualmente al Condado de Treviño y la provincia de Álava, o el Urraca, que se extiende aguas arriba del Ebro, cauce que está «amenazado» de forma sistemática por otros proyectos de investigación que hay en la cuenca alta del río.

De ahí que el fracking sea un nuevo caballo de batalla para los colectivos ecologistas de la zona, a los que se suman diversas organizaciones que niegan la conveniencia de emplear este sistema, que ven cargado de inconvenientes.

«Afecta al agua y afecta a muchas otras cosas, porque la contaminación no solo es en el agua, también en el aire, ya que estas explotaciones pueden afectar a muchos kilómetros a la redonda», dice Javier San Atilano, de la plataforma de Merindades, recordando que para la tierra, la potencial contaminación es también un riesgo muy elevado para explotaciones ganaderas y agrícolas.

«Somos además la zona más avanzada; la zona del norte de Burgos es la más amenazada con proyectos como el Urraca, que está muy avanzado, y el siguiente será el Gran Enara, que une cuatro permisos», dice. El fracking, Garoña, las industrias químicas, los vertidos, la deficiente depuración... son motivos que harán que de nuevo el 2016 el Ebro tenga su bajada.