El reto de democratizar las conexiones urbanas

D. ALMENDRES / Burgos
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El urbanismo táctico tendrá un protagonismo esencial en las políticas del futuro. La reordenación de espacios, el aumento de usuarios de VMP y bicis, y las reivindicaciones de los peatones se suman al efecto de implantar la Zona de Bajas Emisiones

Manuel Leal (Asociación VMP Burgos), Israel Salcedo (Burgos Con Bici) y Félix Martínez (Andando Burgos) quieren formar parte de la mesa de diálogo en materia de movilidad. - Foto: Luis López Araico

Parafraseando a Mariano Rajoy, la movilidad no es cosa menor. Dicho de otra de manera, es cosa mayor. No en vano, una parte fundamental del futuro mapa de la ciudad de Burgos se basará en la ordenación y en las líneas de actuación que definirán las conexiones urbanas para garantizar la perfecta convivencia entre todos los usuarios de la vía pública. Todo, mientras se busca la máxima reducción posible de elementos contaminantes.

El camino es largo, pero en el próximo mandato se definirán las líneas maestras fundamentales de hacia dónde quiere avanzar la ciudad mientras se implementan, paso a paso, las políticas nacionales e internacionales relacionadas con la sostenibilidad que aún están cogidas con pinzas.

Los colectivos sociales jugarán un papel fundamental para alcanzar ese equilibrio. Al menos, en su ánimo está el deseo de ser partícipes en las decisiones que se adopten para garantizar el éxito en la medida de lo posible.

«Ahora mismo no está claro el enfoque», explica Félix Martínez. El representante de Andando Burgos aboga por que las áreas de «Urbanismo, Tráfico y Movilidad casen» para trabajar de manera conjunta en un «Plan de Movilidad Urbana Sostenible que requiera un seguimiento a través de una mesa en la que estén presentes los colectivos».

El reto es mayúsculo y por eso es necesario el mayor consenso posible. Algo que Manuel Leal, de la Asociación VMP de Burgos, no lo ve claro. «No se ponen de acuerdo para hacer un plan integral. Si el de la oposición tiene una buena idea, lo suyo en sentarse y hacer algo. Lo que veo en el Ayuntamiento es que si uno propone algo, automáticamente se rechaza por intereses políticos», lamenta. «Tienen que olvidarse de esas fricciones y sentarse para dotar de los medios necesarios a los proyectos pactados», insiste este usuario.

Y es que la sensación es de que se avanza a trompicones. Incluso, Leal asegura que «muchas veces se deja estos asuntos en manos de los técnicos municipales y su opinión es la que vale». «Se han propuesto materiales que han sido rechazados y luego los utilizan para otros proyectos. No es entendible, salvo que sea por un asunto presupuestario o porque alguien dice qué se hace y qué no se hace», reflexiona.

El objetivo es encontrar el equilibrio deseado para disfrutar de una convivencia justa y eficiente. En Burgos Con Bici destacan «algunos fallos que restan espacio al peatón, aunque también se han impulsado proyectos interesantes como el de Reyes Católicos». ¿Y qué se puede hacer para progresar? «Hemos hecho varias propuestas, pero la más urgente es conectar los carriles bici disponibles actualmente. Tenemos una red buena, pero muchos están desconectados en 20 o 50 metros y esa pequeña distancia ya es suficiente para que las personas que se sienten vulnerables en la calzada dejen de utilizar esta opción», explica Israel Salcedo.

Para reforzar esta apuesta se crearon los ciclocarriles, una medida que «genera inseguridad y no ha funcionado». «Es mejor que esté segregado», aclara Salcedo, quien sí ve positiva la convivencia entre coches, peatones y ciclistas en las ciclocalles. «Las zonas compartidas no son el problema. Algunas no están mal, aunque en el centro histórico demandamos alguna otra calle que ayude la conectividad completa de las ciclovías», indica.

Aunque en Burgos Con Bici matizan que «no se trata de hacer un planteamiento basado en la premisa de 'coches fuera', sí hay que redistribuir el espacio que es de todos en formas más democráticas». «Eso sí, entendemos que eso tiene que ser a costa del coche, no del resto de usuarios», apuntan.

Andando Burgos recoge el guante y su propuesta es que el peatón «sea lo primero que se corresponda con la jerarquía de movilidad urbana sostenible», para recuperar la clave de este asunto. «Faltan actuaciones estratégicas que conduzcan a que la movilidad peatonal cobre cada vez más protagonismo, sea segura y se respete al cien por cien su espacio».

Por ese motivo, Félix Martínez rebaja el suflé de las peatonalizaciones y aboga por realizar «actuaciones pequeñas que calen en todos los barrios de la ciudad». «Trabajar en la visibilidad en cruces, en el tiempo semafórico, en colocar mobiliario urbano y ampliar las zonas de sombra con el arbolado», expone.

Todo ello se vincula «a una política de pacificación del tráfico». «Que haya menos coches y vayan más despacio favorece a los usuarios y aumenta la seguridad», valora, mientras Leal insiste en llegar a acuerdos que beneficien a todos. «No puedes dejar a ninguno fuera. Todos convivimos y vamos a hacerlo también en el futuro», recuerda.

«El uso masivo del coche» durante décadas exige «revertir esa situación» en favor de otros medios de locomoción «más pertinentes para desplazarse en una ciudad con las distancias de Burgos». Es en este punto donde el transporte urbano adquiere una importancia capital, pero los colectivos consideran que aún no se dan las condiciones perfectas para que los ciudadanos decidan aparcar el coche sin dudas. 

«Las alternativas que tenemos en el futuro son fundamentales para la gente puede plantearse otras opciones de movilidad sin tener la necesidad de gestionar su tiempo al detalle para no perder un autobús que tarda media hora en volver a pasar. La línea más utilizada es la 1. Precisamente, la más frecuente», valora Israel Salcedo.

Es un momento importante para acertar con los pasos a seguir y con la estrategia a impulsar. A pesar de todas las circunstancias mencionadas anteriormente, «a veces, a la fuerza ahorcan». 

Félix Martínez, de Andando Burgos, recuerda que habrá un punto de apoyo sobre el que pivotarán muchas políticas que serán una realidad en un futuro más cercano de lo que alguno todavía cree. «Viene un marco normativo desde Europa y las condiciones exigirán una serie de restricciones como las contempladas en la futura Zona de Bajas Emisiones. Eso conllevaría una mejora de esos espacios en favor de los modos de desplazamiento sostenibles», apunta.

Lo que parece claro, «gobierne quien gobierne», es que la sociedad «pide estos cambios porque se ven factibles». «Cada vez hay que hacer la ciudad más grande para hacer vías rápidas, aparcamientos… es un círculo vicioso que hace que los desplazamientos sean más largos», analiza Israel Salcedo. 

Desde Burgos con Bici destacan la existencia de «un montón de ejemplos de ciudades que han conseguido pacificar el tráfico con el urbanismo táctico». «Vitoria, Logroño o Valladolid cosen carriles bici con pintura. No hace faltan grandes proyectos y tampoco es caro. Basta con ingenio y voluntad política», concluye.