Los extranjeros contienen la caída poblacional de Miranda

ARSENIO BESGA / Miranda
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La ciudad ha perdido cerca de 820 habitantes españoles en un solo lustro, pero en ese tiempo también ha sumado en torno a 600 de otros países. Marruecos, Ecuador, Colombia y Brasil son las procedencias de fuera de la UE más comunes

Marlene Santana, Carolina Arsuaga y Sandra Romero. - Foto: A.B.

El desarrollo económico del país durante los primeros años del presente siglo tuvo un gran impacto en Miranda. Con el paso del tiempo, la ciudad fue ampliando su censo y alcanzó en 2008 su récord, con una población formada por casi 39.600 personas. Sin embargo, el estallido de la crisis financiera dinamitó el crecimiento, también demográfico, del municipio del norte de Burgos y con cada curso posterior, salvo por algunos aumentos puntuales, la cifra global fue disminuyendo. Esa tendencia se siguió tanto en las estadísticas de ciudadanos españoles como en las relativas a personas extranjeras. Al menos hasta 2018, ya que desde ese momento la localidad ha registrado un incremento de los individuos llegados de otras naciones que ha servido para contener la caída poblacional generalizada.

Según los últimos datos disponibles en el Instituto Nacional de Estadística (INE), que llegan hasta 2022, en el último lustro registrado Miranda ha perdido cerca de 820 ciudadanos españoles. En cambio, durante ese mismo periodo, el número de personas con otras nacionalidades ha ido creciendo de forma casi constante desde 2018 y solo en cinco años ha incorporado a su censo a casi 600. De esa manera, el municipio ya cuenta con un total de 3.843 individuos extranjeros en la actualidad. Se trata de una cifra que prácticamente duplica a la que se contabilizaba hace justo dos décadas. Sin embargo, aún se encuentra muy lejos de la que se alcanzó en 2009, cuando había hasta 5.320.

La distribución en cuanto a las diferentes nacionalidades del último dato agregado que ofrece el INE es muy variada. No obstante, lógicamente, la mayoría de personas de fuera de España asentadas en Miranda han llegado desde estados que se encuentran en el territorio de la Unión Europea (UE). En concreto, hay dos países que destacan, y mucho, por encima de los demás. Por un lado se encuentra Portugal, con un total de 774 personas viviendo en la ciudad del Ebro, y, por otra parte, está Rumanía, que aporta al censo local algo más de 720 ciudadanos. Las demás naciones del viejo continente tienen una incidencia mucho menor en la demografía del municipio, ya que en tercer lugar se sitúa Bulgaria y solo se registran 94 individuos, siempre según los datos del INE sobre 2022.

Marlene Santana, Carolina Arsuaga y Sandra Romero.Marlene Santana, Carolina Arsuaga y Sandra Romero. - Foto: A.B.

La nacionalidad más repetida de entre aquellos países que no pertenecen a la UE es la marroquí. En Miranda hay, conforme a las últimas estadísticas recabadas, aproximadamente 560 personas que han llegado desde esta nación norteafricana. Sin embargo, el resto de estados de ese continente aparecen de forma casi testimonial en el censo local. Siguiendo a Marruecos, este podio de las cifras del INE sobre población africana en la localidad lo completan Argelia, con 115, y Senegal, con 72.

Y es que realmente el segundo continente del que más se ha nutrido la demografía mirandesa a lo largo del tiempo se encuentra al otro lado del océano Atlántico. Sumando todos los ciudadanos que han llegado al municipio desde América, y permanecían en 2022, el registro se encuentra en cerca de 990. Este dato se desglosa entre multitud de países, aunque el que más se repite como procedencia de los vecinos de la ciudad del Ebro es Ecuador, con prácticamente 360 personas. A este le siguen Colombia (325) y Brasil (221). Un poco más alejados de estos tres casos se hallan nacionalidades como la boliviana (181), la dominicana (164), la peruana (144) o la venezolana (136).

Finalmente, en el censo local de Miranda hay otras dos zonas del planeta que han aportado mucha menos población que Europa y América. En el caso de Asia, el INE contabiliza menos de 150 ciudadanos inscritos en el municipio del norte de Burgos. Por otro lado, la institución pública encargada de recopilar estos datos agrupa en una sola categoría tanto a quienes llegan desde Oceanía como a los «apátridas» y, entre ambos, suman un total de 3 residentes, al menos hasta 2022.

Marlene Santana | Venezuela - 59 años

«La situación en Venezuela está muy complicada para sobrevivir»

Nadie escoge como primera opción abandonar su tierra, pero a veces seguir ni siquiera es una opción. La venezolana Marlene Santana, que era abogada, se alza como un claro ejemplo. «Las personas que salimos de mi país es para buscar un mejor futuro, porque la situación allí está muy complicada para sobrevivir», describe, aunque añade que quienes logran marcharse se sienten «tristes por quienes se quedan allí obligatoriamente».

Eso sí, Marlene, con 59 años, mira hacia delante. «Al final del día buscas un futuro mejor y no te enganchas en sentimentalismos», explica cuando se le pregunta sobre su sensación al verse forzada a abandonar su país por las condiciones sociales. Pese a todo, esta mujer ha tenido al menos un ápice de suerte, dado que ha recalado en un lugar que, según dice, le gustó desde el primer instante. 

«Mi primera impresión fue que me encantaba Miranda, es una ciudad muy agradable y saludable para vivir», comenta. «Estoy bendecida al haber llegado por tener personas que me han acogido tan bien, porque mi hermana conocía a Cáritas y pude ser voluntaria», añade. Y es que Marlene ahora solo desea ayudar, como hace un año y medio hicieron con ella, por eso colabora con la entidad para tender la mano a quienes han pasado por lo mismo y «darles la bienvenida que todos necesitamos».

Carolina Arsuaga | Colombia - 54 años

«Te enamoras de Miranda, de su gente, de todo»

Hace ya más de dos décadas, la vida de Carolina Arsuaga, una mujer colombiana de 54 años, cambió por completo. Cogió las maletas y recaló desde su país natal en Vitoria, aunque apenas unos meses después viajó a la ciudad del Ebro. «Al principio sentía que era demasiado sociable y hasta me quedaba con el saludo en la boca, pero luego te enamoras de Miranda, de su gente, de todo», explica sobre sus primeros pasos aquí. 

Aunque había estudiado Economía, trabajó sobre todo en el sector de la limpieza. Pero seguía con ganas de aprender. «Al llegar volví a formarme y me fui abriendo a través de Ademe o de la obra social de las cajas de ahorros», dice. «Fue algo muy nuevo, el ver que se apostaba por eso, aunque no sé si se llegó a valorar», apunta.

Carolina, «de casualidad», terminó en el Centro Cultural de Caja de Burgos y eso le enseñó aún más virtudes de la que ya es su ciudad. «Al estar allí me di cuenta de que Miranda tiene una gran riqueza cultural y asociativa», comenta, antes de añadir que «si tuviera la oportunidad de ayudar a todas las asociaciones, lo haría».

Sandra Romero | Ecuador - 41 años

«Podemos aportar muchas cosas para el progreso de la ciudad»

A Sandra Romero le «costó un poco» encarar su viaje desde Ecuador hasta España en 2002 por el «cambio de vida, de cultura y de todo» que suponía. Sin embargo, tras «media vida aquí» se siente «plenamente integrada» y ahora trata de ayudar a que otras personas de diferentes países puedan seguir ese camino. Y se está esforzando para ello, pues colabora con la Pastoral de Migraciones, que hoy tiene un acto al mediodía en el parque Antonio Machado, así como con la Asociación Ecuatoriana y la de Mujeres Migrantes, entre otras.

Pero no para. Ya le han propuesto colaborar con una agrupación que aúne a todos los latinoamericanos de Miranda. «Eso sería bueno porque ayuda al resto de nacionalidades para compartir su cultura», explica. «No tiene que ser para hacer comidas o bailes solo, sino para que los más jóvenes aprendan las dos culturas a la vez. Se trata de que desde fuera también nos conozcan por las virtudes, no solo por lo malo, que lo hay. Debemos resaltar lo bueno y podemos aportar muchas cosas para el progreso de la ciudad, sería enriquecedor para todos», afirma con rotundidad.

Esta mujer de 41 años está en el sitio adecuado para lograr esa unión de culturas. Al menos, eso se deduce de sus palabras, pues cree que «en Miranda, la mayoría son acogedores, no he encontrado personas que cierren puertas».