Marino Illescas fue una de las pocas noticias positivas para el Burgos el pasado domingo en el derbi provincial. El centrocampista sevillano entró en el campo en el minuto 86 por Mumo, aunque estuvo sobre el césped casi un cuarto de hora porque el colegiado dio 9 minutos de prolongación. Ya había debutado en la jornada 23ª ante el Andorra en El Plantío, aunque lo hizo en el 89, en esta caso en sustitución de Álex Bermejo. En Anduva estuvo participativo y demostró desparpajo en los minutos que disfrutó, aunque lamenta que, «cuando más a gusto estaba, el colegiado pitó el final».  «Creo que ha hecho unos buenos 15 minutos. Otro chico más a tener en cuenta y que puede ayudarnos también», comentó en la rueda de prensa posterior Julián Calero.

Marino nació en Écija hace 22 años y se formó en el club de su localidad. En su etapa como juvenil vistió la camiseta del Sevilla y fue en el verano de 2020 cuando decidió cambiar de aires y aceptar la oferta del Alavés. La primera campaña jugó en Segunda B y la pasada en Tercera RFEF, logrando el ascenso con el filial babazorro.

Fue entonces cuando le llegó la oferta del Burgos CF. Había decidido no continuar en Vitoria y entendió que la opción burgalesista era la mejor de las que tenía encima de la mesa. «Sobre todo porque contaba con un equipo en Segunda División», comenta el jugador. Desde los últimos días de noviembre está en rutina de primer equipo. «Antes del partido del Centenario ante el Athletic Club comencé a entrenar con el conjunto de Segunda y habitualmente trabajo con ellos», señala.

Si aceptó la propuesta del Burgos fue precisamente para tener este tipo de oportunidades y seguir creciendo como futbolista. Apuesta por «trabajar todos los días» para estar preparado en cuanto le llegue otra posibilidad de tener minutos en la Liga SmartBank. Está contento con lo que pudo aportar en Miranda, aunque reconoce que en esos minutos «no da tiempo a sacar todo lo que quieres demostrar». «Lo que queda es seguir trabajando para tener la ocasión de sumar más minutos en Segunda División», responde.

Julián Calero ha depositado su confianza en él y cuando ha hablado directamente con el jugador le ha trasladado que debe hacer lo mismo que en el filial. «Antes de saltar al terreno de juego ante el Mirandés me dijo que debía ser yo mismo, que pidiera el balón, que me atreviera, que no me escondiese y eso traté de hacer», explica.

Ha notado la diferencia de categoría, aunque asegura que el escalón no es abismal. Según Marino existe «un mayor ritmo», pero entiende que es algo que se puede superar. «Juegas en campos mejores y rodeado de compañeros de más calidad. Eso te hace mejor», expone.

Llevar un tiempo trabajando con el grupo le aportó confianza, ya que conocía mejor a sus compañeros y se pudo complementar mejor con ellos. Confía en que puedan llegar más minutos con el primer equipo, aunque sabe que eso se lo debe ganar sobre el terreno de juego. Ayer comenzó la semana con el primer equipo y ante el Villarreal B podría volver a estar en la lista. A Calero no le sobran centrocampistas y puede convertirse en uno más en este final de temporada.

Recompensa. La campaña en el filial ha sido complicada. El equipo ya ha descendido y ha comenzado a carburar y a competir a un buen nivel en el último tercio de temporada. Marino cree que en muchas ocasiones les han penalizado «los detalles», así como una nefasta primera parte del campeonato liguero en la que se notó que el vestuario era totalmente nuevo. Haber podido debutar con el Burgos CF ha sido «una recompensa» después de un curso con el segundo equipo en el que no han salido las cosas.

Marino Illescas acaba contrato, aunque indica que le gustaría «seguir» porque está «a gusto y feliz». De momento no ha hablado con el club, pero es algo a lo que en estos momentos no le da prioridad. Lo que quiere es seguir trabajando al cien por cien para acumular más partidos en la Segunda División.