La huelga general del 29 de marzo de 2012 dejó numerosos destrozos en la ciudad de Burgos. Más de 30.000 euros en contenedores quemados, coches destrozados o verjas de comercios manipuladas. Y pudo ser peor si un manifestante hubiera cumplido su propósito de inutilizar la antena de RTVE del cerro de San Bartolomé con explosivos. La madrugada de aquella jornada, la Guardia Civil sorprendió a J.A.G.R. cuando, presuntamente, intentaba colocar en el repetidor cócteles molotov. Los agentes no pudieron detenerle y huyó del lugar a la carrera. Dejó, eso sí, la mochila con el material explosivo que pretendía utilizar. Esos enseres fueron determinantes para que, casi una década después, la Policía Científica cotejara las huellas dactilares encontradas para responsabilizarle de aquellos hechos. Ahora se enfrenta a seis años de prisión.
Según recoge el escrito de la Fiscalía, el acusado causó desperfectos en el vallado perimetral y en una ventana protegida por una malla metálica del centro de recepción de emisiones ubicado en el Monte de la Abadesa. Su objetivo, sostiene, era «menoscabar la propiedad ajena e interrumpir las emisiones de televisión mediante explosión» con motivo de la huelga general convocada ese 29 de marzo de 2012. Aquellos daños alcanzaron los 204,14 euros. Los agentes de la Benemérita que evitaron que llevase a cabo su propósito encontraron una mochila que escondía 21 pastillas de encendido y cuatro botellines de vidrio, que contenían gasolina, envueltos por separado en trapos blancos, quedando visibles su parte superior sus tapones.
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