Cuerpos femeninos sin máscaras

ALMUDENA SANZ
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La ribereña Mónica Núñez reivindica la belleza y la valentía de las mujeres en 'Mujer tenías que ser', una colección de fotografías que cuelga en el Carmen 13 hasta el 31 de enero

Mónica Núñez sujeta el retrato de Ascen, la primera que confió en su mirada y que forma parte de la exposición en el Carmen 13. - Foto: Alberto Rodrigo

Mónica Núñez da la vuelta a esa coletilla de 'mujer tenías que ser', empleada por muchos para afear una acción o gesto femenino y que tantas veces escuchó en el bar de su familia de Ciruelos de Cervera, y la entona con luminosidad, valentía y orgullo. Estas tres pinceladas afloran en Mujer tenías que ser, la colección de fotografías que la ribereña cuelga en las paredes del Carmen 13 hasta el 31 de enero (algunas las irá renovando) y el próximo año llevará a Aranda, Villanueva de Duero (Valladolid) y Málaga. Las mujeres se ponen delante de su objetivo sin máscaras. Muestran las cicatrices que deja el tiempo, las huellas del dolor, el rastro de la felicidad, la belleza de la vejez, las cornadas de la enfermedad, las luces y las sombras de la vida... 

«La mayoría de quienes participan en este proyecto forman parte de mi vida. Han sido muy valientes para colocarse como lo han hecho delante de otros ojos. Quería que fueran mujeres, creo que es necesario mostrar la belleza del cuerpo femenino y dar valor a la naturalidad, sin censura», resalta la fotógrafa (mosoul13 en Instagram) y educadora social, que acompaña cada disparo con la perspectiva de género con la que mira su día a día. Quizás, aventura, se trate de deformación profesional. 

Mujeres que han pasado por un cáncer de mama, que arrastran una cesárea mal cerrada, que se acarician su barriga; mujeres hundidas en la mayor de las tristezas, encantadas de sus arrugas, sensuales en su soledad... Mujeres, la mayoría, sin rostro. «El retrato va más allá de la cara. En ocasiones, hay más fuerza en gestos del cuerpo que no tienen nada que ver con los ojos o la sonrisa. Hay mil maneras de retratar», defiende Núñez, que acompaña cada imagen con un pequeño texto, relacionado con la sesión o la historia de cada modelo, y la coda 'Mujer tenías que ser'. 

La intimidad, el mimo y la delicadeza se reflejan en cada instantánea, pese a que su autora aún se considera una aprendiz. A los brazos de la fotografía la arrojó una de esas embestidas de la vida. Ocurrió hace cinco años. Acababa de fallecer su padre. Estaba que no estaba. Un día, una compañera le habló de una cámara en oferta. «En esos momentos, todo me parecía bien. Y me la compré, ¡pero no tenía ni idea de cómo funcionaba! Solo veía un montón de números y letras». Pronto se le encendió una luz y recordó los cursos que Mario Pascucci hace regularmente en Aranda. Se apuntó sin saber que enfilaba un camino de no retorno. 

Tras un año de iniciación, los instó a embarcarse en su primer proyecto. Ella tuvo claro que el suyo se llamaría Cicatrices y que las primeras serían las que el cáncer dejó en Ascen, una amiga de la batucada. «Su sí decidido me lanzó y se lo propuse a otras mujeres, porque a mi alrededor, por unos motivos u otros, había muchas marcadas». Ese trabajo le dio el empujón definitivo. «Dije 'esto me gusta'. Me encanta contar historias y, sobre todo, reivindicar el papel de la mujer». Y empezó a dedicar su tiempo libre a formarse. De una de sus referentes, Charo Guijarro, es la frase que conduce sus pasos: 'Desnudarse no es solo quitarse la ropa'.