«Que todo el mundo tenga lo necesario para una vida digna»

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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El médico César Pérez lleva ocho meses al frente de la Comisión Sociosanitaria, que en este tiempo ha resuelto 30 casos y ha mejorado la atención a las personas con adicciones y con autismo

César Pérez - Foto: Jesús J. Matías

Llega a la entrevista con un ejemplar debajo del brazo de Aporofobia, el rechazo al pobre: un desafío para la democracia, de la filósofa Adela Cortina. Toda una declaración de intenciones la de César Pérez (Burgos, 1980), quien desde finales del pasado mes de marzo está al frente de la Comisión de Coordinación Sociosanitaria, un  grupo de trabajo que gestiona casos complejos que precisan al mismo tiempo cuidados sanitarios y sociales, que fue incluido en el II Plan Sociosanitario de Castilla yLeón, puesto en marcha en 2003 y recuperado tras un tiempo de inactividad en 2008. Desde entonces se ha ocupado de solventar las dificultades que un sector de la población tiene a la hora de llegar a recursos que para el resto de la población son accesibles. Se trata de personas en exclusión extrema por diferentes razones: vienen de otro país y no tienen cobertura frente a un problema de salud, viven en la calle y por ello presentan un gran deterioro, padecen toxicomanías o enfermedades mentales o discapacidad o son ancianos con deterioro cognitivo y problemas específicos. 

Durante trece años y hasta el pasado mes de marzo, fue la médica María José Pereda la que estuvo al frente de la comisión y tras su jubilación se ha hecho cargo de la misma Pérez,  especialista en Medicina de Familia que trabajó en un centro de salud de Carabanchel y en el Hospital 12 de Octubre en Madrid, hasta que dio el salto a la cooperación. En Médicos sin Fronteras ha realizado durante más de una década labores clínicas y de gestión en Sudán del Sur, República Centroafricana, México, India, Turquía, Etiopía y Palestina. Su última misión fue en pleno estallido de la pandemia como coordinador de un proyecto en Sudán.

Después de tanto tiempo fuera de Burgos dice que se ha llevado «una grata sorpresa» al ver cuántas  entidades se ocupan y se preocupan por la exclusión social en la ciudad: «He visto que las instituciones demuestran una gran sensibilidad para que las personas con necesidades especiales tengan el mismo nivel de atención sanitaria y de dignidad que necesitan y cómo nosotros, los que estamos en las diferentes entidades, somos los que nos adaptamos a lo que precisan. Esto me ha sorprendido para bien porque el objetivo de la Comisión es que todo el mundo tenga lo que precise para llevar una vida digna». Resalta que el grupo de trabajo es «un espacio de encuentro en el que se resuelven problemas de verdad, de personas con nombres y apellidos y lo hace de forma  eficiente y eficaz».

Desde que está al frente han pasado por allí 30 casos diferentes ante los que se han tenido que coordinar diferentes actores sociales. Un ejemplo: una persona extranjera en proceso de regularizar su situación tiene un problema complicado de salud y debe ser sometida a una intervención quirúrgica. Pues es la Sociosanitaria la que se encarga de que contacten los recursos necesarios: el hospital al que va, un lugar en el que pueda vivir tras la operación, su inclusión en el padrón, quizás facilitarle un intérprete... «En estos casos, la aplicación de los recursos no es inmediata y por eso nos ocupamos en la Comisión. De hecho, mi trabajo consiste básicamente en coger el teléfono y asegurarme de que no quedan flecos, de que esa persona recibe la atención que necesita, no por la buena voluntad de los profesionales, que también ayuda, sino porque todo queda encauzado de la mejor manera».

«Adaptarse a la persona». En la Comisión de Coordinación Sociosanitaria están profesionales del Ayuntamiento, la Diputación, Cáritas, la Casa de Acogida de San Vicente Paúl, la Gerencia de Servicios Sociales de la Junta, el CEIS, la Gerencia de Atención Primaria de Sacyl, urgencias del HUBU e Instituciones Penitenciarias, a los que recientemente se ha sumado la Unidad de Diversidad de la Policía Local que, según explica César Pérez, ayuda mucho «a detectar dónde están las personas, sobre todo las que no tienen hogar, y otros casos que se nos pueden escapar,  para que nosotros les enviemos el mensaje de que queremos que vuelvan a su centro de salud y que podemos encontrar un recurso que se va a adaptar a sus necesidades».

Especialmente complejos son los casos que tienen que ver con personas con adicciones: «Tenemos que ser capaces de que el sistema esté preparado para poderles dar una solución en el momento en el que tocan fondo y empiezan a plantearse pedir ayuda, por eso quise escucharles, no solo a los profesionales». Para ello contactó con gente que se está desenganchando en entidades como Proyecto Hombre o Arbu (alcohol) para conocer de primera mano cuáles son sus necesidades: «Hubo quien me contó que 'su momento' ocurrió en el hospital después de tener un accidente por conducir bajo los efectos de sustancias y de que una médica le cogiera su mano y se la llevara a la herida que tenía en la cabeza para explicarle que eso se lo había hecho el alcohol. Y fue en Urgencias, que a veces tenemos la impresión de que es imposible hacer algo así en ese contexto».

De todas estas experiencias y de las de los médicos de Familia ha surgido la unificación de la derivación desde las consultas a las asociaciones que trabajan contra las adicciones: «Cuando alguien le cuente a su médico que está preparado para dejar las sustancias le derivará al recurso correspondiente con una analítica hecha y, en paralelo, se le citará con Salud Mental si es necesario. Se trata de acelerar el proceso y no dejar que se cierre esa ventana de oportunidad».

Por otro lado, para atender en Atención Primaria a quienes tienen un trastorno del espectro del autismo se está elaborando un documento con consejos sobre cómo adaptarse a sus necesidades y qué hacer antes y durante una consulta como citarles a las horas en las que se prevea menos afluencia de gente o reducir el mayor número de estímulos. Y otra guía que han elaborado un grupo de residentes de Enfermería del HUBU dirigida a las personas que viven en la calle con consejos para cuidar su salud está siendo apoyada desde la Comisión, que no ha dejado de lado la formación, impulsando la de los médicos de Familia en suicidio y eutanasia, pues César Pérez forma parte de la comisión de apoyo a la Ley de Regulación de la Eutanasia.

«La del suicidio la hacemos conjuntamente con Salud Mental para asegurarnos que a toda la gente que sufre depresión o ansiedad se le pregunte en la consulta si alguna vez ha pensado terminar con su vida porque ya está bastante roto ese mito que dice que preguntar podría acelerar el proceso. Hay que hacer este cribado y acompañar a los profesionales para gestionar una respuesta positiva a esa pregunta», explica Pérez.

A su juicio, el peso de la ética está muy presente en cada una de las actuaciones que llevan a cabo: «Todo el mundo quiere colaborar porque tiene clara la ética de la beneficencia, por eso la ciudad tiene que estar orgullosa de que los profesionales colaboran para ayudar a la gente a salir de situaciones duras y que pueda llevar una vida tan digna como la de cualquiera. Desde la Comisión hemos participado en la exposición de Cáritas sobre las personas sin techo en la que hemos querido dejar claro desde la Gerencia de Atención Primaria que las puertas de los centros de salud están abiertas para todo el mundo y que cualquier persona, sea cual sea su situación, es bienvenida».