Dudas sobre la posible supresión de las guardias de 24 horas

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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Los profesionales burgaleses aplauden que el debate se ponga sobre la mesa pero creen que será difícil revertir un sistema «anacrónico» por falta de recursos humanos y de presupuesto

Imagen exterior del Hospital Universitario de Burgos. - Foto: Luis López Araico

No es la primera vez que los médicos claman por suprimir las guardias de 24 horas. De hecho, colegios profesionales y sindicatos han abordado en múltiples ocasiones el asunto con estudios que evidencian sus consecuencias para la salud de los trabajadores y han reivindicado el cambio de un paradigma cuyos orígenes, tal y como se conoce ahora, hay que buscarlos en la jerarquización de los servicios hospitalarios hace más de 40 años. Pero sí es la primera vez que desde un órgano político y de gestión se habla del asunto abiertamente. Mónica García, la ministra de Sanidad, ha reconocido que se trata de una labor ímproba que se va a cambiar «a lo largo de esta legislatura». «Estamos trabajando en la reforma del Estatuto Marco para la mejora de las condiciones de nuestros profesionales sanitarios, y una de las cuestiones prioritarias a abordar es el anacronismo que representan las guardias de 24 horas, por las cuales tenemos a profesionales que están haciendo más de 50 horas a la semana», dijo a finales de febrero. Esta visibilización por parte del Ministerio del exceso de horas laborales de una guardia se ha sumado al empuje de las nuevas generaciones de profesionales que visibilizan su cansancio por estos turnos imposibles de los que son especialmente víctimas, sobre todo en su periodo de formación. Los médicos de los hospitales comienzan sus guardias -que no todas las especialidades tienen o no de forma presencial- a las 15 horas tras haber trabajado desde las 8 de la mañana. Y las terminan a las 8 del día siguiente. Si es una guardia 'buena' significa que han podido descansar algo; una guardia 'mala' supone no parar un minuto.

En general, el colectivo es escéptico. El presidente del Colegio de Médicos de Burgos, Joaquín Fernández de Valderrama, cree que no hay demasiado margen para cambiar las cosas: «Se necesitaría aumentar las plantillas con, al menos, un tercio más de personal y no lo hay. Por no hablar de que debería hacerse sin pérdidas retributivas pues buena parte del sueldo de un médico son las guardias».
Fernández de Valderrama lo dice con todas las letras: «Es una irregularidad que la hora de guardia se pague menos que la hora ordinaria, y no solo eso, sino que esas horas no contabilicen para la cotización de la pensión y que no se tengan en cuenta para la jubilación pero sí como ingresos extraordinarios para aumentar la retención», explicaba el pasado jueves después, precisamente, de haber estado de guardia y con apenas 2 horas de sueño en más de 24. Asegura que a sus 63 años sigue aguantando bien este ritmo -«incluso mejor que algunos jóvenes», bromea- y que su práctica, en vez de irse a dormir tras estar toda la noche en vela, es hacer deporte: «Eso sí, al día siguiente estoy hecho trizas».

Sería necesario aumentar las plantillas hasta en un tercio más y ahora no hay profesionales
Joaquín Fernández de Valderrama, urgenciólogo

Su especialidad, la de urgencias (es jefe del servicio en el Hospital Santiago Apóstol, de Miranda), es de las más exigentes y de las que más demanda tienen por la noche, aunque algún caso sea fruto del desconocimiento del usuario sobre cómo se usan los servicios sanitarios: «A las cinco de la mañana ha venido un señor porque llevaba estreñido dos días y tenía cita unas horas después con su médico de Familia», afirma, con resignación. Anécdotas aparte, asegura que no le parece mal la alternativa que se plantea de turnos de doce horas.

Joaquín Fernández de Valderrama, urgenciólogo.Joaquín Fernández de Valderrama, urgenciólogo. - Foto: Alberto Rodrigo

Por su parte, el pediatra Pablo Oyagüez, delegado de CSIF de la Junta de Personal del Área de Salud de Burgos, cree que sí se podría cambiar. Asegura que entiende el escepticismo entre sus compañeros «porque se trata de un tema de voluntad política y si no la hay en cuestiones algo menores es poco realista pensar que lo asuman ahora personas que no valoran la sanidad pública y su gestión».

Cree, al contrario que Fernández de Valderrama, que sí hay sanitarios en España para su contratación porque no todas las bolsas de empleo están vacías -matiza que quizás no para todos los dispositivos sanitarios- y, por tanto, para el incremento de las plantillas, que podrían dejar de hacer guardias tan penosas: «Claro que les hay, lo que ocurre es que tienen que tener una remuneración que ahora no existe y que haría que profesionales alejados de la sanidad pública volvieran a ella. Ahora lo que tenemos es justo lo contrario, gente que compagina la pública con la privada o que, directamente, se va a la privada. Ese flujo se revertiría con remuneraciones justas».

Si los residentes no hacemos guardias, el suelo apenas nos da para vivir independientes"
Javier Gil, residente en Pediatría

Comparte Oyagüez con la ministra de Sanidad que las guardias de 24 horas son un anacronismo, heredero de cuando los médicos estaban en sus servicios por la noche «a la expectativa de trabajo»: «Tenías a los pacientes ingresados estables y con los tratamientos puestos y personal de enfermería a turnos que les aportaban los cuidados y si no había ninguna incidencia o un paciente nuevo no había que hacer nada más. Y de esto se ha pasado a que unos servicios trabajan a destajo y otros no tanto pero se sigue interviniendo, valorando o modificando tratamientos durante toda la guardia».

Javier Gil, residente de Pediatría.Javier Gil, residente de Pediatría. - Foto: J.G.

Oyagüez, pediatra en el HUBU, pone el foco, además, en los efectos físicos de trabajar durante 24 horas seguidas en el sentido de que se alteran los ritmos biológicos e incluso se acorta la esperanza de vida, según señalan algunos estudios. «Para que se entienda cómo nos sentimos es igual que cuando se está una jornada en un hospital acompañando a un familiar que esté estable y no haya ansiedad porque ocurra algo. No se hace nada pero estar allí, intentar dormir sin conseguirlo... agota».

¿Y qué pasa al día siguiente? Dice el pediatra que 'zombi' es la palabra que mejor define el estado en el que se encuentra: «Cuando te metes en una guardia para ti es como si hubiese pasado una jornada de trabajo pero, en realidad, han pasado dos días, dos días en los que el mundo ha seguido hacia adelante y tú no, la gente ha seguido haciendo cosas y tú no». 

Con una remuneración justa sí habría médicos, volverían de la privada"
Pablo Oyagüez, pediatra

Miguel Ángel Álvarez milita en el bando escéptico y asegura dudar de si verá tal cosa antes de terminar su vida laboral. Este veterano cirujano, actual jefe de servicio en el HUBU, y que se ha visto en muchísimas ocasiones teniendo que despertar de un duermevela y acto seguido coger un bisturí para salvar la vida de una persona -«ahí no hay problema, te sube la adrenalina y actúas en segundos»-, dice que tienen que cambiar mucho infinidad de cosas -mayor número de profesionales, mejores sueldos- para que se pueda llegar a un modelo alternativo que sustituya a una forma de trabajar que no ayuda a la conciliación, que no contabiliza ni para la pensión ni para los años a los que se pueden jubilar y que supone tantísima parte del sueldo de los médicos, algo que en los residentes se agrava sustancialmente.

Pablo Oyagüez, pediatra.Pablo Oyagüez, pediatra. - Foto: Luis López Araico

Residentes precarios. Así lo cuenta Javier Gil, joven pediatra santanderino, residente de tercer año en el HUBU y que actualmente rota en un hospital de Sevilla. «Nuestras guardias tienden a ser peores, sobre todo por las noches. Somos los primeros en ser llamados y los responsables de resolver muchos problemas de poca entidad que generan un ritmo de trabajo constante, aunque a veces no sea de elevada intensidad. Además, muchas veces somos la primera línea en situaciones complejas». 

Sobre los sueldos, si en el caso de los adjuntos las guardias suponen una buena parte del mismo, en el caso de los médicos en formación es, nada menos, que la mitad. «No me parece justo ni adecuado que tras una formación de la duración e intensidad a la que nos sometemos recibamos un sueldo que apenas da para vivir de forma independiente si no hacemos guardias. Durante la residencia las guardias suponen al menos el 50% de tu sueldo, y si por algún motivo no puedes hacerlas, el salario base apenas llegaría para pagar un alquiler en las grandes ciudades. Al final parece que los residentes tenemos buenos salarios en comparación a la gente de nuestra edad, pero es a costa de trabajar muchas más horas que otras personas».

Tienen que cambiar muchas cosas para acabar con este modelo. No sé si lo veré"
Miguel Ángel Álvarez, cirujano

A su juicio, si se quiere cambiar el sistema, debe haber «un modelo alternativo pensado» que tiene que asegurar que los profesionales no pierdan posibilidades de conciliación ni poder adquisitivo y que no empeore sus condiciones laborales: «Debe ser realista, teniendo en cuenta y dando solución a todos los problemas que puedan surgir: el aumento del número de médicos necesarios en un sistema sin guardias en el contexto actual de falta de médicos, el detrimento de la remuneración si trabajamos menos horas, la disminución del número de fines de semana libres, la posibilidad de que los turnos de noche acaben siendo siempre para las mismas personas, lo que supondría mejorar las condiciones de vida para la mitad de la población médica, y empeorarlas para la otra mitad que seguramente seamos, además, los más jóvenes... Si se realiza el cambio que sea a un modelo totalmente estructurado y con garantías, y que no se haga deprisa y corriendo sin valorar sus posibles consecuencias y que acabe empeorando nuestra situación».

Miguel Ángel Álvarez, cirujano.Miguel Ángel Álvarez, cirujano. - Foto: Patricia González

También es residente -en este caso, de Cirugía General- Luis Casaval, de 27 años, quien tiene más preguntas que respuestas: «¿Disponemos del personal necesario para que desaparezcan las guardias?, ¿tendríamos gente dispuesta a trabajar en pueblos pequeños, consultorios, hospitales comarcales a una hora en coche de su lugar de residencia?, ¿estamos dispuestos los profesionales a trabajar más días festivos al final de año a cambio de menos horas al día? ¿aceptaría la sociedad posibles 'vacíos' de atención si no se encuentran los suficientes profesionales? ¿renunciaríamos a un alto porcentaje de nuestro sueldo?». También recuerda que el salario base de un médico en Castilla y León es 150 euros más alto que el SMI, y cuando se le pregunta sobre cómo podrían sustituirse este trabajo de 24 horas es más escueto: «Aumentando el sueldo base a los profesionales para que no dependan de las guardias y con una mayor contratación».

Luis Casaval, residente de Cirugía General.
Luis Casaval, residente de Cirugía General. - Foto: Patricia
El salario no tendría que depender de las guardias y debería haber más contratos"
Luis Casaval, residente de Cirugía General

Con su edad, las noches sin dormir y trabajando las resuelve sin problemas: «Una ducha y a funcionar, aunque sí que noto que al día siguiente estoy más repetitivo, es decir que le digo las cosas a la gente varias veces, pero no me altera el estado de ánimo salvo que sea una guardia catastrófica».