María Jesús Jabato

Señales de vida

María Jesús Jabato


Obispa

01/01/2022

Los treinta nueve señores y las siete señoras de la Real Academia de la Lengua han decidido incluir en el diccionario la palabra obispa para dar cabida a las féminas que en algunas iglesias desempeñan esta función. En Burgos ya teníamos una obispa con mayúscula inicial, porque así se llamaban los terrenos en los que se asentó el actual cementerio municipal: La Obispa. Y La Obispa se llamó inicialmente el camposanto, nombre que este periódico consideró estrafalario, grotesco, ridículo e impropio, proponiendo que se denominase San Julián en honor al burgalés obispo de Cuenca. Finalmente se puso bajo la advocación de San José, pese a que el pueblo, que es muy suyo, siguió utilizando el nombre originario. Los asuntos municipales no son coser y cantar, y no fue excepción la decisión de la ubicación del cementerio, de forma que los ingeniosos periodistas del XIX llevaron la vacilación del Consistorio a unos versos satíricos: Mas la necrópolis… ¡Crispa/ verla como un zarandillo/ desde el Castillo a La Obispa,/ desde La Obispa al Castillo!  

Tenemos, pues, obispa y tenemos obispillo, el obispillo de San Nicolás, que desde antiguo recorre las calles de Burgos a caballo mientras suenan campanas como relinchos. En otro tiempo, más áspero que el actual, era regalado con merienda de frutas y vino en el Hospital del Rey el nada inocente día de los Inocentes, y los burgaleses sabemos que va a terminar el año porque pasa el obispillo con su vuelo de ave blanca y riente anunciándonos que le quedan tres pétalos a la deshojada margarita de diciembre. 

Muere otro año que dejará, como todos, un hueco en el aire y una tachadura en el calendario del tiempo, un año más, decimos, un año menos, pensamos, otro año que se va sepultado bajo el peso rubio de las uvas de nochevieja y amortajado con serpentinas de colores. A la Obispa con sus huesos, y lo pasado, pasado; pelillos a la mar, como decían en el XIX cuando el año moría: Muchos disgustos me ha dado/ mucho me ha hecho padecer/ pero, en fin, como ha de ser,/ por mí queda perdonado.
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