Nos hemos acostumbrado a la palabra investigación. Se investiga por casos de corrupción, por malversación de fondos… Pero no es a esa investigación a la que me quiero referir en este espacio.

Si os digo que quienes protagonizan esa investigación tienen que irse fuera del país -en algunos casos- para poder desarrollar su proyecto o colaborar en otros, rápidamente contestaréis: investigación científica.

Recientemente se realizaba por parte de la AECC local, una exposición titulada La investigación en cáncer: un reto milenario. La misma ha recorrido parte nuestra localidad -institutos, Centro de Arte Joven, Hospital Santos Reyes- y seguirá abriendo camino para su difusión por la importancia educativa e informativa. El contenido de la misma nos llevaba desde la prehistoria hasta nuestros días, mostrando los hitos y avances producidos en cada etapa de nuestra vida, dejando patente que el cáncer no es una enfermedad de los últimos siglos.

Unos datos de los avances. En 1974-84, el investigador español Mariano Barbacid co-lideró por primera vez el descifrado (secuenciación) de genes relacionados con el cáncer (oncogenes). 1977: se puede detectar de manera precoz el cáncer de mama a través de la mamografía. En 1986, nuevo método para diagnosticar el cáncer de próstata a través de un análisis de sangre.

Con esto quiero poner de manifiesto la importancia de la investigación, del apoyo que se debe dar de manera imperiosa a quienes se dedican o quieren dedicarse a esta rama con el objetivo de salvar y dar mayor calidad de vida. Para ello, la AECC dedica gran parte de sus recursos a apoyar múltiples proyectos en este sentido. La investigación de otras enfermedades están todavía muy por debajo de lo óptimo, siendo este déficit una traba importante para quienes las padecen. Por ello, sigo diciendo, investigar, investigar y más investigar.