El ferrocarril está viviendo una segunda juventud. Durante los últimos tiempos, este medio de transporte ha vuelto a ponerse de moda por, entre otras cosas, su eficiencia energética, y este auge está ayudando a las empresas del sector. Buen ejemplo de ello lo compone Talgo, que en sus previsiones publica oportunidades de negocio de hasta 6.400 millones de euros hasta 2025. La mayor parte de esa cuantía depende, según figura en los resultados anunciados por la firma este verano, del mercado europeo, que acapara casi el 70% del volumen de negocio estimado. Es más, en la actualidad el viejo continente ya se alza como el principal motor que impulsa la actividad de la planta de esta compañía en Arasur, la cual cuenta con multitud de mirandeses en su plantilla.
La sección sindical de Comisiones Obreras explica que los trabajadores «siempre tienen algo de incertidumbre» pero en este caso están «más tranquilos porque hay carga de trabajo para unos cuantos años». En concreto, desde CCOO apuntan que el último proyecto cerrado para enviar convoyes a Alemania, así como el que se firmó para Dinamarca y la «remodelación del tren hotel», han servido para inyectar una importante actividad a la planta situada en el polígono de Rivabellosa.
Unido a ello, la compañía no solo ha garantizado con estos negocios en el mercado europeo el futuro laboral de sus empleados, sino que al mismo tiempo ha dado un giro a su política de contrataciones para mejorar las condiciones y reducir la temporalidad. En CCOO recuerdan que «mucha gente ha pasado de ser eventual en una ETT a estar directamente en la empresa como indefinida». La firma ofreció a los sindicatos apostar por los «fijos discontinuos», pero los representantes de la plantilla se negaron, ya que, desde su punto de vista, «ese es un modelo para trabajos estacionales como puede ocurrir en la Azucarera, no en Talgo». Con todo, durante el primer semestre de 2023 superó las 600 nóminas estables en Arasur, algo casi impensable tiempo atrás.