Una familia que crece unida y siempre gana

MÓNICA PURAS (SPC)
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Abuelos, padres y hermanos de las jugadoras más pequeñas del Burgos CF han creado un vínculo muy estrecho para ofrecer el apoyo necesario y animar en todos los partidos

Abuelo, padre, madres, hermano y hermana abrazan a jugadoras de las escuadras femeninas del Burgos CF de las categorías alevín, benjamín y prebenjamín. - Foto: Jesús J. Matías

Son sus referentes, sus líderes. Juegan un rol de importancia crucial en formar sus motivaciones. Algunos de ellos les trasmitieron sus esperanzas e ideales deportivos y otros, sencillamente, les apoyan en su sueño de ser futbolistas. Siempre están ahí. Para lo bueno y para lo malo. A la entrada y a la salida de cada entrenamiento, de cada partido, haga sol, llueva, nieve o granice. Animando en una cálida y estimulante atmósfera, la del fútbol femenino. Son una pequeña muestra de abuelos y madres de las futbolistas de las categorías menores (alevín, benjamín y prebenjamín) del Burgos CF.  

A Cristina, Charly, Carmelo, Laura, Lourdes y Marta un día sus hijas o nietas les comunicaron que quería jugar al fútbol. Inmediatamente se pusieron manos a la obra en ofrecerles la oportunidad y recalaron en el Burgos CF. Todos coinciden en que para las niñas «el fútbol es su pasión».

A algunas les viene en «la sangre» o en los «genes» futboleros de sus progenitores, o nacieron «pegadas a una pelota», «le regalamos una muñeca y la dejó a un lado y se fue a por el balón», «les cautiva más que el atletismo o la gimnasia rítmica». Lo que sí está claro es que eligieron el balompié «a su libre albedrío» y ahora están encantadas.

La mayoría comenzaron en un equipo íntegramente de chicas, aunque hubo quien comenzó con chicos y enseguida lo cambió por la escuadra blanquinegra, «donde forman una gran piña y un grupo de iguales».

Alaban la «valentía con la que se enfrentan a un deporte que ha sido tan masculino», confiesan orgullosos. 

No tardan en reconocer el trabajo que ha hecho el Nuestra Señora de Belén durante tres décadas «para levantar el fútbol femenino en la ciudad. Ahora llevar el escudo del Burgos CF es una honra, las crece. Es más, llevan la equipación a todas partes a comprar, de cumpleaños, al pueblo... Pero antes, con el del Nuestra Señora de Belén también estaban igual de contentas», explican. 

Sin rendirse. Jamás creyeron que la práctica del fútbol les ayudaría a que las pequeñas fueran «más obedientes, madrugasen tanto, se pusieran las pilas con los estudios, son más responsables, se organizan bien el tiempo, se esfuerzan más por todo», destacan entre los beneficios de la práctica. Además de resaltar que «nunca se rinden».

Lógicamente, el encaje de agendas de los adultos, es impresionante. «Sobre todo sacrificamos muchas horas, pero siempre a gusto», asegura el único abuelo en esta muestra. «El trabajo muchas veces impide desplazamientos, también mucha compaginación, solemos tirar mucho de abuelos que hacen una labor tremenda, de '10'. Sacrificamos mucho sí, pero con todo el amor del mundo. Organizativamente es un poco locura», argumentan. Incluso añaden que «tenemos más hijos» y al final, todos los planes «giran o están supeditados en torno al fútbol. Incluso hay que cambiar turnos de trabajo. El que sea padre o madre sabe de lo que hablamos», advierten.

De las locuras que recuerdan haber hecho, coinciden en «pasar mucho, mucho, pero que mucho frío o barrer un campo lleno de nieve». 

El fútbol también les está dando buenas lecciones y con él «hemos hecho grandes amigos, compañerismo, nobleza», advierten este grupo que se ha convertido en una nueva 'familia blanquinegra'.
A los comentarios destructivos o machistas hacen caso omiso, y aunque, por gracia, no son muchos, «alguno hay, pero no desde los niños, es más de padres o madres». 

Tienen asumido que su papel es «el de animar a todas» y en ese 'arte' apuntan hacia Cristina como la 'cheerleader'. «Tiene una gran voz», a lo que responde «lo doy todo». 

Esta vez les ha tocado esperar a las jugadoras por sus mayores. Han terminado su entrenamiento, pero ellas siguen jugando. No se cansan.