Marian Peña

Observando al Mundo

Marian Peña


Movilidad imposible

08/11/2023

Uno de los servicios que más se ha degradado en los últimos años es el transporte de viajeros por carretera. El golpe mas duro llegó con el confinamiento, que sirvió a las empresas concesionarias de excusa para recortar líneas y horarios que, tras la vuelta a la normalidad, no se han restituido. Un buen ejemplo es la línea de autobuses que une Burgos con Santander. El problema se agrava en las zonas rurales, donde la insuficiencia, cada vez más acusada, de este servicio causa verdaderos problemas, sobre todo a las personas, principalmente de edad avanzada, que no cuentan con otro medio para desplazarse entre localidades cercanas o a la capital para acceder a servicios básicos como la atención médica, realizar compras, acudir a clase o al trabajo.

Los últimos en llamar la atención sobre el asunto son los vecinos de la zona de Pinares, que han comenzado una recogida de firmas para pedir a la Junta que el autobús que une Burgos con Soria por Covaleda, que ha modificado recientemente su horario sin contar con la opinión a nadie, vuelva a su frecuencia anterior. Hace unos años la empresa prestadora del servicio ya recortó el número de días del paso de la línea, de manera que hay una jornada, el sábado, en que esos pueblos de la provincia se quedan sin transporte ya que tampoco lo ofrece la ruta que pasa por Navaleno. Con el último cambio de horario, de las tres a la una de la tarde, el servicio no resulta útil para los vecinos. Por eso, piden a la Junta que tome cartas en el asunto ya que es ella quien subvenciona con dinero público a la empresa concesionaria de lo que es, además de un negocio, un servicio público esencial que debe de tener en cuenta las necesidades de los usuarios.

El problema es que el modo de vida y el perfil de la población en las zonas rurales han cambiado mucho y nadie estudia antes de implantar medidas cuáles son las necesidades reales y las distintas soluciones que podrían satisfacerlas de forma realmente efectiva. Las administraciones gastan mucho dinero del contribuyente en grandes autobuses que van casi vacíos, en muchas ocasiones, porque no ofrecen el servicio que se necesita ni a los vecinos ni a las personas que apostarían encantadas por la movilidad sostenible como alternativa al vehículo privado.