El párkinson sí es una cuestión de género

GADEA G. UBIERNA
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La neurocientífica Ariadna Laguna evidenció ayer la necesidad de investigar más sobre la enfermedad en la mujer para poder adecuar los tratamientos a las diferencias constatadas

La paciente y miembro de la asociación Con P de Párkinson Rosa Blázquez (izquierda) escucha a la neurocientífica Ariadna Laguna. - Foto: Jesús J. Matías

Tanto en síntomas como en respuesta al tratamiento, factores de riesgo o progresión del párkinson, la ciencia está constatando diferencias en función de si los diagnosticados son hombres o mujeres. El problema es que todavía no se puede aseverar si todas esas divergencias son una cuestión biológica, determinadas por el sexo, o si son más bien un tema sociocultural asociado al género. Y de ahí que la neurocientífica del Instituto de Investigación del hospital Vall d'Hebrón (Barcelona) Ariadna Laguna decidiera hace algo más de dos años empezar a profundizar en la materia; un trabajo que, de entrada, ya ha permitido disponer de la primera encuesta en español sobre características y peculiaridades de esta enfermedad neurológica y degenerativa en españolas y mujeres de países de habla hispana. 

La experta compartió con los burgaleses los primeros resultados extraídos de esa encuesta con 290 participantes, en la jornada que cada año organiza Párkinson Burgos para abordar distintos temas de interés para diagnosticados, familiares, profesionales o interesados en general y en la que este año se consideró importante abordar la perspectiva de género. Para ello, se contó también con la colaboración de la asociación Con P de párkinson, que conforman mujeres diagnosticadas entre los 30 y los 50 años y que estuvo representada en el salón de actos de la Universidad Isabel I por Rosa Blázquez.

El título de la conferencia de Ariadna Laguna, la primera en intervenir, fue 'La ciencia tras el párkinson en la enfermedad de la mujer', en la que empezó por explicar que, a pesar de que las pacientes están infrarrepresentadas en los ensayos clínicos desarrollados en el pasado para probar la eficacia y seguridad de nuevos tratamientos y terapias, ya hay diferencias constatadas en varios ámbitos. 

El primero es que se sabe que la incidencia es más alta en hombres y la edad de inicio de los síntomas también es más temprana en ellos, aunque en este punto no se puede afirmar si es una cuestión biológica o consecuencia de que ellas tardan más en acudir al médico. 

Los síntomas, en cambio, parecen iguales entre sexos, pero la frecuencia es distinta. «Las mujeres suelen manifestar más algunos motores (temblores, rigidez, movimientos involuntarios...) otros no motores (ansiedad, depresión, fatiga y apatía) y también en los psicosociales suelen referir mayor afectación», dijo Laguna.

Una particularidad en cuanto a los síntomas es que, como ha corroborado la encuesta, la mayoría de las mujeres en edad reproductiva explican que se agravan durante la menstruación. Algo que, señaló, debería tenerse en cuenta a la hora de aplicar tratamientos (...).

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