Las víctimas de violencia de género tienen cada vez más claro que cuando acuden a la Policía o la Guardia Civil para denunciar a sus parejas, es porque quieren llegar hasta las últimas consecuencias.
Según el Boletín Mensual de la Secretaría de Estado de Igualdad, cada vez son más las mujeres que denuncian y que piden ayuda para mantenerse alejadas de sus maltratadores. En cuestión de cinco años el número de casos bajo protección policial se ha duplicado y roza el millar. El mayor crecimiento se produce en aquellos en los que el riesgo es medio o alto.
Actualmente hay un total de 863 víctimas inscritas en el Sistema de Seguimiento Integral de Violencia de Género (Viogen). Son 131 más que hace un año, lo que supone un repunte de casi el 20% y la cifra más alta desde que hay registros. Es más, Burgos es la provincia de Castilla y León con más mujeres bajo la protección de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
En total hay 135 víctimas en riesgo medio, cuando hace un año ni siquiera se alcanzaba el centenar, ocho con peligro alto (tres más que en 2022), y una en un nivel extremo. También crecen las que tienen un baremo bajo o no apreciado. Muchos de estos casos están bajo la supervisión de la Unidad de Diversidad de la Policía Local, merced a un convenio suscrito con la Subdelegación del Gobierno en 2021.
La vigilancia de los casos más graves por parte de la Unidad de Familia y Mujer de la Policía Nacional y de la Emume de la Guardia Civil es de 24 horas. La colaboración de la víctima es clave, sobre todo a la hora de mantenerse localizada y de informar a los agentes, por ejemplo, de cambios de domicilio. En el medio rural las cosas se complican, principalmente en una provincia como la de Burgos por la dispersión de la población. De ahí que las patrullas de seguridad ciudadana tengan formación específica en materia de violencia de género.
El apoyo desde hace dos años de la Policía Local ha servido para impulsar el sistema Viogen. Los agentes municipales se encargan de todas aquellas que se encuentran en una escala baja o no apreciada.
Las víctimas tienen un número de teléfono para que llamen si sienten la necesidad informar si son amenazadas, por ejemplo. Más allá de ese contacto, intentan ayudar en labores más específicas, como el acompañamiento al juzgado o en un intercambio de menores con sus parejas. En esas ocasiones, suelen acudir de paisano para no violentar la situación. Además, están en contacto continuo con el tejido asociativo de la ciudad.
La Unidad de Diversidad se ha instalado en el antiguo cuartelillo de Gamonal. Las dependencias policiales han cambiado ligeramente de aspecto para convertirse en ese refugio que dé cobijo a las mujeres. Su imagen pretende ser diferente a la de la base de la avenida Cantabria para que las víctimas se sientan más cómodas y estén en un ambiente de mayor confianza.