Más extranjeros que nunca cubren la falta de mano de obra

G. ARCE / Burgos
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Durante este verano se han superado los 16.200 afiliados foráneos de media, la cifra más alta de la última década y en progresión. Hostelería, industria y servicios son los contratistas clave

Más extranjeros que nunca cubren la falta de mano de obra - Foto: Luis López Araico

El peso de los trabajadores extranjeros es cada vez mayor en la economía burgalesa y, ante la acuciante falta de mano de obra y el declive demográfico que padece, su progresión seguirá en aumento en los próximos años. Sin pausa, la provincia se enfrenta desde hace unos años no solo a un cambio económico y laboral trascendente, sino también social, cultural y humano sin precedentes. 

Este verano, concretamente durante el mes de julio, se han alcanzado los 16.250 afiliados foráneos de media a la Seguridad Social, la cifra más alta de la última década, que suponen un incremento de casi un 64% con respecto a los registros del mismo periodo de 2013. Es decir, en Burgos hay más de 6.000 trabajadores extranjeros legales, operando y cotizando al sistema de igual manera que los nacionales, cifra que cobra toda su dimensión traducida en familias, viviendas, escolarización o consumo. 

Han crecido los trabajadores originarios de otros países de la Unión Europea, pero mucho más los procedentes del resto del planeta, que doblan su población. Latinoamericanos (colombianos, venezolanos y ecuatorianos, principalmente) y norteafricanos (marroquíes y argelinos) están desembarcando con fuerza en el mercado laboral local, en el que también hay una fuerte presencia -ya consolidada- de europeos rumanos y búlgaros.

De acuerdo a los registros de la Seguridad Social, la mayor parte de esta mano de obra es empleada en la hostelería, sector hegemónico con diferencia en este tipo de contratación. Le sigue la industria manufacturera, a la que ha costado más aceptar este tipo de empleo, pero al que ha acudido masivamente ante la acuciante falta de relevo generacional que sufre. 

El cajón de sastre de los servicios auxiliares, que incluye todo el abanico de empleo intensivo en la limpieza, paquetería, cuidado de personas, entre otros, sigue creciendo entre la población inmigrante. Lo mismo ocurre en las tareas agrícolas y ganaderas, radicadas en un mundo rural sin gente y que necesita como el agua estos perfiles multinacionales.

El sector hostelero supera ampliamente los 2.000 empleos de media al mes, incluso todavía quedan puestos vacantes que no alcanzan a cubrir los inmigrantes, especialmente por sus horarios exigentes de tarde y noche, imposibles para mujeres con hijos a su cargo y sin personas que les apoyen en su cuidado. 

Si julio ha alcanzado el pico máximo de trabajadores foráneos de la década ha sido por los camareros, auxiliares de cocina o personal de hoteles que ha ocupado el verano. Si agosto registra un leve descenso del empleo extranjero es por el fin de la temporada turística y de los contratos ligados a la misma.

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