Huerta y Araúzo amplían sus vías ferratas para ser referentes

B.A.
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En ambas se han ganado 150 metros de recorrido con diferentes elementos que les otorgan una mayor o menor dificultad y diversas opciones

La seguridad, con un alto grado de dificultad, son dos de los elementos que más valoran los deportistas. - Foto: Pedrete Guiados

La apertura en el año 2015 de la vía ferrata en Huerta de Rey situó a la localidad en el mapa entre los crecientes amantes de esta práctica de aventura. Tanto, que cuatro años después se amplió en 200 metros para mejorar su oferta. La demanda por esta disciplina llevó también al Ayuntamiento de Araúzo de Miel, a escasos kilómetros del anterior municipio, a construir su vía ferrata el año pasado. 

Ahora, las dos han sido incrementadas con 150 metros de nuevo recorrido por Pedrete Guiados con el objetivo de consolidar este rincón de la provincia como destino turístico, «que aquellos que vienen a practicar en ellas se queden, que no sean visitantes de ida y vuelta en un día, que pernocten, consuman en los negocios o que completen la realización de estas ferratas con otras actividades», comenta en relación a su repercusión económica Pedro Carazo, que ha diseñado y colocado los elementos de los nuevos itinerarios. 

En el caso de Huerta de Rey se ha realizado una variante a mitad de la denominada Ranero II, la ampliación que se hizo en 2019, para dejar atrás una dificultad nivel K3 y continuar por una algo más complicada, un nivel K4. «Si están cansados, tienen la opción de continuar por la Ranero II, pero si quieren ampliar el recorrido cogerían esta variante denominada Ranero III, en la que se van a encontrar un tramo de escalada con presas y grapas, un péndulo aéreo a 15 metros de altura, más tramos de escalada horizontal con presas y grapas, un paso de cadenas aéreas, escalada y un puente tibetano para finalizar», detalla Pedro Carazo, de Pedrete Guiados. 

Tras esta ampliación, la vía ferrata de Huerta tiene una extensión total de 500 metros y completarla en su totalidad supondría dedicarle unas 4 horas. La ejecución de esta tercera fase, (las dos primeras las realizó la empresa Altratec, de Valencia) ha supuesto una inversión de 16.000 euros, que ha sido cofinanciada al 50% por Adri Ribera y el ayuntamiento huertaño. 

En el caso de la de Araúzo de Miel, menos técnica que la anterior, el total de su recorrido son 250 metros y ofrece múltiples posibilidades ya que consta de dos subidas y dos bajadas y se pueden combinar para hacer diferentes recorridos. Antes se subía por una cresta y se bajaba por otra, ahora se han dejado esas dos crestas para ascender y se han colocado tres puentes de 20 metros cada uno, dos tibetanos y otro de troncos, al que le sigue un péndulo aéreo. «Las subidas tienen una dificultad K2, igual que una de las bajadas, mientras otro de los descensos es algo más complicado, con un nivel entre K3 y K4», explica. En este caso su equipación ha supuesto una inversión de 19.759 euros, también financiada al 50% entre el grupo de acción local y el ayuntamiento de Araúzo. En la realización de la primera fase, además de los anteriores, también colaboró el Parque NaturalSabinares del Arlanza-La Yecla, ya que está incluido dentro del espacio protegido y fue ejecutada por Zalama, empresa cántabra. 

Reclamo. Las dos vías ferratas, que se complementan, están ya operativas para acoger a aventureros que las completen. Ambas, al ser de libre recorrido, disponen también de carteles con amplia información, tanto sobre seguridad o equipación como distancia o dificultad. En esos carteles también se pide respeto por el entorno, una solicitud a la que se suma Pedro Carazo. «Me da mucha rabia encontrarme basura cuando voy a las ferratas, por eso hay que concienciar a los que vienen para que no perturben la fauna y la flora y respeten el medio ambiente». 

Y es que estas instalaciones, donde quien las recorre va enganchado siempre a las mismas con un arnés, se han convertido en un reclamo. «Quiénes las hacen llegan a la zona para practicar en ellas, no vendrían hasta aquí sino sería por las ferratas. Primero buscan la actividad y luego donde poder alojarse a su alrededor», señala el emprendedor, que hace guiados por estas vías ferratas. «Vienen muchas personas de otras provincias de la región y también desde Madrid o de Castilla-La Mancha», detalla Carazo, que afirma que casi todos los días hay alguien practicando y que tienen más afluencia los fines de semana. 

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