La generación que viene

RODRIGO C. LEÓN / Aranda
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La cantera del Villa de Aranda continúa dando sus frutos con los recientes estrenos de Kevin Grajales y Alejandro Miguel en el amistoso ante Argentina. Ambos confían en poner la guinda con el debut en Plata

Alejandro Miguel (i) y Kevin Grajales ya saben lo que es estrenarse con el primer equipo. - Foto: R.C.L.

La factoría del Balonmano Villa de Aranda sigue sumando nuevos éxitos. El club amarillo, fiel a su tradición por los más jóvenes, celebró dos nuevos debuts el pasado 10 de marzo. Después de una plantilla formada por  seis ribereños y la participación de tres juveniles, llegó el turno para Alejandro Miguel y Carlos Pizarro.

«Me pilló por sorpresa esta oportunidad y la estoy afrontando con mucha ilusión», comenta Alejandro. El extremo se define como «un jugador versátil y rápido para el contraataque». A sus 17 años ya sabe lo que es marcar un penalti a un campeón de Europa. El día de su debut en el amistoso ante Argentina, saboreó la ovación del Santiago Manguán después de batir a un histórico del balonmano sudamericano como Leonel Maciel.

Respecto al primer día de trabajo con la primera plantilla, Alejandro guarda un buen recuerdo. «Fue una sensación de vértigo. Pasas de verlos desde la grada a estar con ellos». Asimismo, destaca la brusquedad de este tipo de cambios para un jugador que apenas cumple su primer año como juvenil. «Notas mucho la dificultad. Tienes que esforzarte bastante más con los porteros. Aún así me acogieron muy bien, son un vestuario muy unido».

Para el extremo, los consejos del capitán Víctor Megías o Álex Berbel, le han ayudado a mejorar mucho en todos los niveles. «Me dieron alguna instrucción para engañar al portero, movimientos de ataque... Aprendes tácticas en todas las posiciones».

Desde la portería llegó la oportunidad para Kevin, un arquero que destaca por su «actitud y liderazgo dentro de la pista». Con tan sólo 18 años tuvo sus primeros minutos ante Argentina y ya dejó huella del enorme potencial que se está formando bajo palos.

Apenas unos días antes de dicho amistoso llegó aquella llamada de Mariano Ortega para iniciar los entrenamientos con el primer plantel. «Recuerdo ver el mensaje y se me cayó alguna lágrima», afirma el propio Kevin. Una alegría que asegura «no se transformó en nervios» y «la disfrutó al máximo».

También rememora con cariño aquella tarde en la que se estrenó en la pista del Santiago Manguán. Ante su gente y una selección que llegaba de competir una Copa del Mundo. «Ese día tuve muchas sensaciones, pero me quedo con una frase que me dijo Luis de Vega en el pasillo: 'tranquilo, que esto es balonmano. Es el mismo deporte estés en la liga que estés'». Ahora, con perspectiva, da más valor aún a aquella tarde mágica en la que pudo cumplir un sueño. «No pensaba en debutar. Con entrenar ya pensaba que ese había sido mi logro». 

Con ganas de seguir creciendo y con la mirada puesta en la recta final de Liga Regional, ambos coinciden en celebrar un fin de temporada en el que puedan vivir un debut en DH Plata y la disputa de la fase final con su equipo.