Vecinos de El Pilar piden más control de las heces de perros

D. ALMENDRES
-

Un grupo de residentes de este barrio burgalés se une a una extravagante actuación anónima para pedir más vigilancia ante la dejadez de algunos dueños al recoger las deposiciones acumuladas en el parque

Los propietarios de los perros destacan la importancia del civismo. - Foto: Jesús J. Matías

Tino es un mastín leonés tan grande como bonachón que comparte juegos con su colega Corcho ajenos a la desagradable circunstancia que algunos vecinos del barrio de El Pilar han detectado de un tiempo a esta parte. La zona ajardinada del parque público se ha convertido en un paseo lleno de 'trampas' que un anónimo, harto de la situación, ha señalizado con carteles hechos a mano para denunciar la falta de civismo de algunos propietarios de perros.

Los excrementos se acumulan en varios puntos y no hay papeles de advertencia suficientes para abarcar el espacio verde junto a la zona infantil. La situación ya ha acabado con la paciencia de un grupo de vecinos -y dueños de canes-, quienes entienden el fondo de esta pintoresca reivindicación. Por eso, piden una mayor concienciación a aquellas personas que miran a otro lado en el momento de recoger las deposiciones de sus animales de compañía.

«Hay que poner una solución porque se trata de un problema de educación y de valores», explica Jorge, un vecino que conoce cada centímetro del barrio. «Como dueño debes saber qué hay que hacer y tener en cuenta a quién afecta tu forma de actuar», señala.

Aunque los residentes de esta zona de la ciudad disponen de los alrededores del Camino de Santiago para pasear junto a sus mascotas con todo el terreno para ellos, las prisas, la cercanía y la comodidad convierten al parque urbano en un lugar más que válido para sacar al perro. Hay sitio para todos y para disfrutar de una convivencia sana, pero se necesita la responsabilidad individual de cada usuario.

«Refleja un poco cómo es la sociedad. Como ciudadanos reclamamos zonas verdes y que se hagan parques, pero luego no los cuidamos», lamenta Jorge, quien subraya que es «lógico y básico atender a lo que es de todos». 

Ya en varios municipios de algunas Comunidades Autónomas como Cataluña, Madrid, Aragón, Andalucía o Aragón se han instaurado en los últimos años normativas locales que exigen registros del ADN de los canes. Esta medida tiene como objetivo principal el bienestar de los animales y reducir tanto los abandonos como los casos de maltrato, aunque este registro también se aplica para detectar las infracciones cometidas por no recoger las deyecciones. 

Mientras tanto, este grupo de vecinos del barrio de El Pilar se limitan a pedir una mayor vigilancia para limitar esta práctica y ya se pusieron en contacto con la Policía Local para pedir una mayor presencia de las autoridades. «Si estos dueños de perros ven a los agentes igual se cortan un poco pero, de momento, no hemos visto a nadie», expone este grupo de vecinos.

La Policía Local destaca la dificultad para mantener a raya este tipo de comportamientos porque son pocas las ocasiones en las que se detecta la infracción en el momento preciso. En el año 2022 se tramitaron 56 actas de denuncia por este motivo, ya fuera durante los controles realizados por la Unidad de Policía Administrativa del Cuerpo municipal o por requerimientos ciudadanos. Solo en este periodo de tiempo se recibieron cinco advertencias al día para denunciar estas conductas incívicas.

Nos gusta tu perro, sus cacas no. Recógelas, reza un cartel pegado a un árbol del parque de El Pilar. Pronto se suma al grupoIsabel, quien pasea con su perro y comparte el parecer de sus vecinos. Estos recuerdan que las heces son una fuente de transmisión de enfermedades y los perros que campan sin la vigilancia adecuada de sus dueños están en constante contacto con los excrementos.

La situación es incómoda, pero no todos los usuarios del parque comparten esta visión y algunos responden con malos modos cuando son apercibidos por otros dueños de perros. «A veces solo recogen los excrementos cuando se dan cuenta de que les están mirando. La dejadez se pega y es una pena», lamentan estos residentes.