San Ildefonso afina su voz

Agencias
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Los niños y niñas encargados de entonar y extraer los premios del Sorteo Extraordinario de Navidad ya se preparan para llevar la fortuna y alegría a los hogares el próximo 22 de diciembre

Los menores escogidos deben tener más de ocho años, buen timbre, pronunciación clara y proyección. - Foto: Europa Press

Tener cumplidos los ocho o nueve años y disponer de una buena voz, que sea clara y tenga proyección, son los principales requisitos que deben cumplir los niños y niñas de la Residencia-Internado de San Ildefonso de Madrid, que ya afinan sus voces para el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad del próximo 22 de diciembre.

Así lo explica en una entrevista la nueva directora del emblemático centro, Carmen Jiménez, quien destaca que los menores «necesitan un nivel de conocimiento de los números adecuado para leerlos con rapidez», disponer de «fluidez verbal», además de que «se valora la capacidad para mantener cierta presencia en el escenario».

«Todos los que participamos somos voluntarios y el único requisito es querer acompañar y preparar a los menores en esta aventura, no solo del sorteo de Navidad, también en los sorteos ordinarios de los jueves y los sábados que hemos retomado recientemente, tras más de dos años sin realizarlos», precisa la responsable de la residencia.

Preguntada sobre cuántas voces participan en la lotería de este año, Jiménez explica que, en principio, está previsto que participen 24 menores, 13 chicas y 11 chicos, y siete de ellos lo harán por primera vez. La directora detalla que, para cada tabla de la rifa, se conforma un equipo de cuatro niñas y niños, en los que dos cantan número o premio y los otros extraen las bolas. En cuanto a la nacionalidad, la mayoría son españoles y entre los países de procedencia de las familias se hallan República Dominicana, Perú, Guinea Ecuatorial o Marruecos.

«Tenemos muchos candidatos pues les hace mucha ilusión disfrutar del ambiente tan especial que se vive el 22 de diciembre y sentirse protagonistas ese día», asegura Jiménez, que reconoce que «este año, como viene siendo habitual, se han presentado más voluntarios de los que finalmente irán al sorteo».

Desde mediados de octubre, los pequeños vienen ensayando dos días alternos a la semana cerca de media hora, que es lo que se tarda en completar un alambre. En los ensayos realizan de manera sucesiva las mismas rutinas que se van a seguir en el Sorteo Extraordinario.

Para Jiménez, esta actividad potencia el desarrollo de competencias tanto personales como sociales, como la «confianza en uno mismo» o la «cooperación» entre ellos. «El sorteo nos permite disfrutar de un ambiente tan especial como el que se vive ese día. Se impone la ilusión y el orgullo de ver cómo nuestras niñas y niños van desplegando sus habilidades», concluye.